¿Quién no ha tenido que calcular el depósito cuando atraviesa una carretera tranquila y larga? En Villanueva de Alcorón (Guadalajara), con 150 habitantes, ese cálculo llevaba dos décadas ahorrándose paradas: la gasolinera estaba cerrada. Bea y Ángel, que dejaron Madrid por este rincón del Alto Tajo, han decidido reabrirla. La “gasolinera rural” está prevista para octubre y no quiere ser solo un surtidor. La idea prendió una tarde en el bar del pueblo, al ver a unos moteros apurados sin gasolina. El objetivo es claro: devolver un servicio básico y, de paso, mover la economía local.
¿Qué cambia con la nueva gasolinera rural de Villanueva de Alcorón?
Durante 20 años, repostar en el municipio fue imposible y eso limitaba visitas y desplazamientos cotidianos. Con la reapertura, el pueblo recupera un servicio esencial que evita rodeos y, por tanto, tiempo y dinero; además, ya se nota el “efecto arrastre”: el restaurante contiguo, que llevaba años en venta, se ha vendido tras iniciarse las obras. Ángel lo resume con una idea sencilla: “hay muchas carencias y cualquier servicio nuevo es bienvenido. La gente nos apoya, nos anima y hasta nos ayuda en lo que puede”.
El chispazo fue muy cotidiano. Bea recuerda el momento: “estábamos tomando un vino y vimos cómo unos moteros se quedaban sin gasolina, pararon a preguntar y se les veía apurados. Nos dimos cuenta de que era un problema habitual”. De ahí que la pareja empezara a investigar la reapertura de la vieja gasolinera, cerrada desde hacía dos décadas. Con respaldo vecinal y presupuesto justito, avanzan con la obra y la puesta a punto. Mientras, refuerzan la idea de que el servicio aliviará una carencia evidente y dará margen a nuevos proyectos.
Villanueva de Alcorón está a la entrada del Parque Natural del Alto Tajo, con pinares, cuevas, miradores y zonas de baño que todavía no están masificados. La pareja lo define, sin rodeos, como “un tesorito”. Y, para lo pequeño que es, la lista de servicios sorprende:
- Centro médico, botiquín, helipuerto y retén
- Colegio, supermercado y panadería
- Caballos salvajes, buitres y casas rurales
Ellos comparan con Madrid y lo califican de “impersonal, al final te relacionas con cuatro o cinco personas. Aquí es como una gran familia; siempre pasan cosas, siempre hay algo que contar”. El teletrabajo y la conectividad han hecho viable el traslado; Bea lo explica sin florituras: “Tengo internet, sigo con mi trabajo y no me siento aislada. Si quiero salir el fin de semana, lo hago. Aquí se vive bien y tranquilo”.
Planes añadidos: lavaderos, autocaravanas y botones de entrega
La gasolinera no se quedará solo en surtidores. Aunque “el presupuesto es limitado”, la hoja de ruta incluye lavaderos, un punto para autocaravanas y “facilitar la recogida de pedidos con los botones de entrega que tanto demanda la gente” (botones de entrega: puntos para recoger pedidos). En este último frente, reconocen que hay empresas que no lo están poniendo fácil; cosas de la burocracia y la paquetería, que siempre van a su ritmo.
El movimiento ya se nota alrededor: “Esto demuestra que cuando un negocio se mueve, arrastra a otros. Es el principio de algo más grande”, dice Ángel tras la venta del restaurante contiguo. Con la apertura prevista para octubre, la ambición es clara: “Ahora nadie tendrá que pensárselo por miedo a quedarse sin gasolina. Queremos que vengan, disfruten del pueblo y se lleven algo más que un depósito lleno: que se lleven la experiencia”. Entra en nuestra sección de actualidad para conocer otras noticias curiosas.