La capital se prepara para recuperar un pedazo de su memoria histórica: el refugio antiaéreo del Retiro, construido entre 1936 y 1938, pero jamás usado como tal, será musealizado y abierto al público. El Ayuntamiento, con el alcalde José Luis Martínez‑Almeida al frente, anuncia que los madrileños podrán recorrer sus cinco galerías abovedadas, situadas a ocho metros de profundidad, y conocer de primera mano cómo se protegía la población de los bombardeos.
Quiénes podrán visitar el refugio antiaéreo del Retiro y cómo hacerlo paso a paso en las nuevas rutas guiadas
Según adelantó el alcalde, el acceso se articulará mediante visitas guiadas que garantizarán la seguridad de los visitantes. Los grupos descenderán por la entrada habilitada junto al paseo de Panamá y recorrerán las galerías rectas, quebradas cada 25 metros, para amortiguar ondas expansivas. ¿Te animas a bajar? La experiencia, pensada para todos los públicos, permitirá imaginar aquellos quince o veinte minutos de espera bajo las sirenas que relató el subdirector de Parques y Viveros, Antonio Morcillo.
Antes de reservar, conviene saber que el aforo máximo será el mismo que se proyectó en 1936: 275 personas. Además, el consistorio prevé una señalización accesible, iluminación tenue y un relato histórico que comparará este pequeño búnker con el más mediático del Capricho. A continuación os mostramos los usos que tuvo el túnel tras la guerra:
- Cultivo de champiñones gracias a su humedad y oscuridad
- Almacén de herramientas y mobiliario de jardinería
- Espacio eventual para mangueras y enseres municipales
Durante décadas, estas funciones improvisadas mantuvieron con vida el refugio, evitando su deterioro total.
Datos técnicos y curiosidades sobre este tesoro subterráneo de la Guerra Civil que Madrid ocultaba bajo el césped del Retiro
A continuación se resumen las cifras clave de la obra de ingeniería que, casi 90 años después, saldrá a la luz:
Característica | Dato |
---|---|
Longitud total del túnel | 135 metros |
Profundidad máxima | 8 metros |
Número de galerías | 5, con bóveda de 1,60‑2,50 m de alto |
Capacidad prevista | 275 personas |
Entradas | 3 (calle Menéndez Pelayo y dos accesos internos) |
Año de inicio | 1936 |
Año de finalización | 1938 |
Esta estructura, excavada en mina desde un pozo de ataque, se revistió con ladrillo a tizón y cemento. Conserva respiraderos originales (y algunos abiertos después), así como las huellas de los tablones de madera que servían de asiento. En superficie, las antiguas dependencias de letrinas y la enfermería recuerdan la minuciosidad con la que se planificó la protección civil.
Por otro lado, el trazado en codos de 90 grados cada veinticinco metros refleja la preocupación por reducir la propagación de las ondas de choque. De ahí que los especialistas lo definan como “una auténtica obra de ingeniería” pese a su modesta dimensión frente al búnker militar del Capricho.
¿Por qué se construyó y nunca se utilizó?
El primer bombardeo sobre Madrid (la noche del 27 al 28 de agosto de 1936) precipitó la excavación de unos cuarenta refugios en la ciudad, muchos hoy inaccesibles o bajo fincas privadas. Sin embargo, los ataques más intensos se concentraron entre finales de 1936 y principios de 1937. Para cuando el túnel del Retiro terminó, en 1938, la amenaza aérea prácticamente había cesado. Así, el búnker quedó relegado al olvido… hasta ahora.
Con su apertura, la ciudad no solo amplía la oferta cultural, sino que devuelve protagonismo a la historia cotidiana de quienes, hace casi un siglo, buscaron refugio bajo tierra. Puedes conocer más noticias de interés en nuestra sección de actualidad.