La desesperación suele hacer que en algunas ocasiones recurramos a créditos o prestamistas. No se hace por gusto, la necesidad a veces es imperiosa. Pero claro, es un mundo oscuro, el de los préstamos. Nos hartamos de ver en las noticias a diario como usureros se quedan con el patrimonio de familias. Aunque tenemos una legislación específica para este tipo de asuntos, es algo ambigua, por lo que muchos aprovechan ese “vacío legal”. En el artículo de hoy, vamos a contar la historia de Sabrina Finch y su madre Rebecca, que pasaron del sueño a la pesadilla, por culpa de un préstamo para los estudios de la primera.
La pesadilla hecha crédito
La historia puede ser la de cualquier joven español. Chica que malvive en trabajos precarios, hasta que llega un día (con 30 años) en el que decide dar el salto y estudiar, en este caso enfermería. Pero claro, la universidad vale un “pico”, y más en Estados Unidos, por lo que se decantó por pedir un préstamo estudiantil, siendo la madre cofirmante. Quizás nos cueste entender que haya que pedir un crédito para poder pagarse los estudios, pero allí, el coste por año es de 42.162 dólares, así que, haced números, más de 200.000 euros terminar la carrera.
Volviendo a la historia, Sabrina terminó sus estudios, pero debido a una grave enfermedad, en la que no nos vamos a detener, y ya después de muchos años, dejó de pagar (por olvido). En ese preciso momento el préstamo paso a manos de la cofirmante, o sea la madre. Hablamos de una señora que en la actualidad tiene 85 años y con varios accidentes cerebrovasculares a sus espaldas. Se le reclama la cantidad que sigue adeudada, unos 31.000 dólares, teniendo una pensión de 1.650 al mes. Por esto, y como establece el contrato del préstamo, si no se regulariza la situación tendrán que quedarse con sus propiedades, en este caso su casa.
Sabrina dijo que su peor temor es que el prestamista quiera comprar la casa de dos habitaciones de su madre en Troutville, Virginia. Comentó que una de las personas que llamaron desde Navient le mencionó esa posibilidad. La casa de Rebecca fue construida en los años 50 y tiene goteras en el techo y no tiene calefacción, entre otros problemas que la familia no puede permitirse arreglar, pero es su única propiedad. No tiene fácil solución el asunto, ya que la empresa que cede el dinero se mueve por eso, por dinero, no por el corazón.
¿Qué dice la ley de préstamos en España?
Ley 2/2009, de 31 de marzo. Se regula la contratación con los consumidores de préstamos o créditos hipotecarios. También de servicios de intermediación para la celebración de contratos de préstamo o crédito. El máximo de interés legal en España en el año 2022 es del 8%. Cada año cambia y se revisa el nuevo valor del dinero y este servirá como base para los cálculos de las deudas. Para las demoras en los pagos de impuestos, deudas con hacienda, los intereses son de un 3,75%. Aconsejamos leer exhaustivamente esta ley antes de dar el paso para solicitar uno de estos préstamos, por lo menos para saber que es legal, y que no.
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