Damian Gordon, de 36 años, logró comprarse una casa de dos habitaciones reciclando 450.000 latas y botellas de lo largo de siete años. Esta historia de constancia y planificación sucedió en Australia, donde el programa “Return and earn” permite a los ciudadanos devolver envases de bebidas a cambio de una retribución económica. Bajo este sistema, cada lata o botella reciclada genera un reembolso de 10 centavos de dólar australiano. Aprovechando esta iniciativa, el hombre consiguió reunir los fondos suficientes para pagar la entrada de su vivienda, ubicada en una zuna suburbana a las afueras de Brisbane. El esfuerzo implicó una recolección constante, así como el apoyo de su comunidad local.
El programa de depósito de envases en Australia
Australia implementó el «Return and earn» en varios estados como medida para reducir la contaminación y fomentar el reciclaje. Bajo este esquema, los consumidores pagan un pequeño depósito adicional al comprar bebidas en envases reciclables, que se les reembolsa cuando devuelven el envase vacío a centros autorizados. El programa ha mostrado resultados positivos en términos de limpieza ambiental y reducción de residuos en vertederos.
En el caso del protagonista, el aprovechamiento de este programa fue sistemático. Durante siete años, dedicó parte de su tiempo libre a recolectar envases en parques, playas, calles y sobre todo, en festivales. Además, instaló contenedores especiales en algunos negocios locales para facilitar la donación de latas y botellas. Esta estrategia le permitió incrementar la cantidad recolectada sin depender únicamente de su propio consumo o recolección individual.
El impacto financiero reciclando latas y botellas
Al reciclar 450.000 envases, el hombre reunió aproximadamente 45.000 dólares australianos, lo que fue suficiente para cubrir el depósito inicial de su primera vivienda. En Australia, especialmente en zonas suburbanas, existen programas de apoyo para compradores primerizos que complementan el ahorro con subsidios estatales. Así, además del dinero obtenido del reciclaje, pudo acceder a beneficios adicionales que redujeron los gastos asociados a la compra.
Este caso demuestra cómo una actividad aparentemente pequeña, repetida de manera consistente, puede generar un beneficio a largo plazo. Además de los beneficios económicos personales, su iniciativa contribuyó al medio ambiente, ayudando a disminuir la cantidad de residuos sólidos y promoviendo hábitos sostenibles dentro de su comunidad.
Actualmente, el hombre sigue promoviendo el reciclaje, formando parte de su día a día. Su historia es un ejemplo práctico de cómo programas gubernamentales de incentivo al reciclaje, combinados con la participación ciudadana, pueden tener resultados tangibles tanto a nivel individual como colectivo.
Esta y otras muchas noticias con historias inspiradoras pueden verse en nuestra sección de actualidad. Aunque nos enfocamos en la Comunidad de Madrid, no dejamos de lado todo lo que ocurre en el resto del planeta Tierra.