Vas por la calle Atocha pisando el mismo empedrado que millones de madrileños, alzas la vista y ahí está ese campanario rojizo que se asoma por encima de los tejados. Seguro que más de una vez te has preguntado qué se ve desde allí arriba. Pues bien, la Parroquia de Santa Cruz (sí, la de al lado de la Plaza Mayor) por fin ha abierto su codiciada torre neomudéjar. Hablamos de 55 metros, 264 escalones y un mirador de 360 grados que deja sin habla. Y no, no tienes que hipotecarte: bastan 10 euros de donativo para financiar el viaje al Jubileo 2025 de los jóvenes de la parroquia.
¿Por qué esta torre neomudéjar es un secreto tan bien guardado?
En la recta final del siglo XIX, el arquitecto Francisco de Cubas (el mismo cerebro detrás de la Catedral de la Almudena) decidió rendir homenaje a la antigua “atalaya de Madrid”, la torre de la primitiva parroquia de Santa Cruz. El resultado fue esta joya que mezcla neogótico y neomudéjar (estilo que rescata la estética mudéjar de ladrillo visto, arcos de herradura y cerámica vidriada) y que hoy sigue marcando el perfil del Madrid de los Austrias.
Vidrieras originales de los talleres Maumejean, un tímpano firmado por Aniceto Marinas y una silueta que compite con cualquier dron de Instagram completan el cuadro. Tras varias restauraciones se eliminaron humedades y grietas, así que el edificio luce más fresco que muchos bloques levantados hace dos veranos.
¿Cómo se vive la subida hasta los 55 metros?
Quien avisa no es traidor: no hay ascensor, todo es pierna y barandilla. Pero el premio compensa a cada gemelo cabreado. Tendrás vistas garantizadas: tejados rojizos del casco histórico, cúpulas de la Almudena, la Gran Vía en miniatura, la Plaza Mayor a tus pies y, en días despejados, la sierra dibujada en el horizonte.
Al llegar a la plataforma sentirás el silencio insólito que regala la altura: el bullicio queda difuminado y Madrid parece una maqueta con banda sonora lejana. Además, los pequeños ventanales repartidos en el ascenso permiten tomar respiros estratégicos (y fotos, claro).
Ten presente que las visitas solo se realizan los sábados y domingos en dos turnos: de 10:00 a 11:00 y de 17:00 a 18:30. Lo llaman “donativo” porque los 10 € se destinan a costear el viaje a Roma del grupo de jóvenes, pero, siendo honestos, merece la pena. Reserva con antelación en la sacristía (calle Atocha, junto al templo): evitas colas y te aseguras plaza, porque los grupos son reducidos y las entradas vuelan más rápido que las palomas de la plaza.
Recuerda que estás entrando en una parroquia: ropa adecuada y respeto al espacio litúrgico. A cambio, te llevarás la foto panorámica que todos tus contactos querrán copiar.