Quién no se ha plantado alguna vez frente al estante de la pasta de dientes del súper y ha pensado »¿cuál me llevo hoy para no fastidiar la boca ni la cartera?» Entre tubos con promesas de blanqueo exprés y geles casi fluorescentes, la elección se complica más de la cuenta. Y todo para acabar pagando quizá más de lo necesario. Pues bien, una dentista (de las que miran más allá del simple “téngalo usted enjuagado”), ha hecho los deberes por nosotros. Ha revisado pasillo por pasillo de Mercadona y se ha quedado con solo dos pastas que, dice, salvarían nuestros dientes… y nuestro bolsillo (apenas un euro cada una, casi lo que cuesta un cortado). Su veredicto, claro y directo, viene con aviso: la mayoría de los otros tubos llevan un ingrediente que conviene evitar si no queremos terminar con la boca resentida.
¿Qué es el SLS y por qué se cuela en tu pasta de dientes?
El sodio lauril sulfato (más fácil: SLS) es un detergente espumante que usan desde champús hasta limpiadores del coche. Produce la agradable espuma “de anuncio”, sí, pero también puede irritar encías y lengua cuando lo aplicamos mañana y noche durante meses. Distintos estudios lo relacionan con aftas recurrentes y, de paso, apuntan que contamina los ecosistemas acuáticos una vez se cuela por el desagüe.
Por eso la dentista insiste en leer la etiqueta como si fuera la lista de ingredientes de una pizza precocinada: si aparece SLS, mejor dejar el tubo donde estaba. Además, (detalle práctico) la ausencia de espuma exagerada no resta poder de limpieza, así que no te preocupes si el cepillado se siente “menos festivo”.
Las dos cremas dentales “aprobadas” por la dentista
La experta ha barrido la línea Deliplus y solo ha levantado el pulgar a estas dos opciones (precios verificados el 27 de junio de 2025):
- Dentífrico Fresh Gel Deliplus menta extra refrescante (100 ml) – 1,10 €
- Dentífrico Anticaries Deliplus (100 ml) – 1,05 €
Ambas prescinden del SLS, incluyen flúor en dosis de 1.450 ppm (el estándar que respalda la comunidad odontológica para prevenir caries) y mantienen un sabor bastante neutro, lo justo para no sentir que te has enjuagado con colonia barata.
Vale, ¿y cómo escojo mi pasta la próxima vez?
En primer lugar, comprueba el apartado “composición” como quien busca la fecha de caducidad en el yogur: sin SLS, con flúor y, si tienes encías sensibles, poca o ninguna menta fuerte. Por otro lado, no te dejes engatusar por claims milagrosos tipo “blanquea en siete días”; suelen basarse en abrasivos que rallan el esmalte más de lo que ayudan.
Por consiguiente, elige un cepillo de dureza media, cambia el cabezal cada tres meses y acompaña la limpieza con hilo dental. De ahí que una pasta básica, barata y bien formulada sea más que suficiente: tu boca lo agradecerá y tu presupuesto mensual apenas lo notará.