Las piezas LEGO llevan en la infancia de los niños (y muchos adultos) desde su creación en el año 1932. Fue fundada en ese año por Ole Kirk Christiansen, un carpintero natural de Billund, y desde entonces, la empresa ha estado controlada por su familia. Se dice que el nombre LEGO deriva de las palabras danesas “leg godt”, que significan “jugar bien”. En 2015, la empresa, que mantiene su sede social en Billund, se convirtió en la compañía juguetera con mayor volumen de negocio en el mundo gracias a ventas de 2.100 millones de dólares estadounidenses.
¿Qué sucedió con las piezas de LEGO del naufragio?
En 1997, un barco que venía de Japón, perdió varios contenedores en una tormenta antes de atracar en Southampton. Uno de ellos estaba cargado con piezas de LEGO, muchas de ellas figuras alusivas al océano. Lo que parece una “simple” pérdida se convirtió en una odisea marítima que sigue atrayendo a buscadores y coleccionistas de LEGO. 27 años después, estas pequeñas piezas de plástico siguen apareciendo en las costas, para sorpresa de todos los que pasean por la zona.
Este incidente, conocido como el «Gran Derrame de Lego«, es considerado el peor desastre ambiental relacionado con juguetes en la historia. Miles de piezas de Lego, desde pequeñas figuras hasta grandes bloques, se dispersaron por el océano, impulsadas por las corrientes marinas. Muchas de estas piezas eran lo suficientemente ligeras para flotar, lo que permitió que fueran arrastradas a lo largo de cientos de kilómetros.
La aparición de las piezas de Lego en las playas se ha convertido en una especie de búsqueda del tesoro para muchos. Coleccionistas, amantes de la playa y simples curiosos recorren las costas en busca de estas piezas únicas. Algunas de las piezas más raras y valiosas se han convertido en objetos de deseo para los coleccionistas, alcanzando precios elevados en subastas en línea. En especial se buscan las piezas de pulpos y dragones verdes, muy cotizas en el mercado de los juguetes LEGO.
La búsqueda de las piezas de Lego ha generado una auténtica comunidad en línea. Existen grupos de Facebook y páginas web dedicadas a compartir hallazgos, identificar piezas y rastrear las rutas de las corrientes marinas. Actualmente, la cuenta Lego Lost at Sea tiene más de 73.000 seguidores en Facebook y 25.000 en Instagram. Los miembros de estas comunidades intercambian información y consejos, y organizan incluso encuentros para buscar juntos nuevas piezas. Lo curioso es que cuentan con el “albarán” exacto de lo que contenía ese contenedor. Siguen apareciendo en las costas de Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Francia y, tal vez, en una playa cerca de ti.
¿Qué impacto medioambiental tuvo este suceso?
Aunque la aparición de las piezas de Lego en las playas pueda parecer una anécdota curiosa, este accidente también ha puesto de manifiesto el impacto del plástico en los océanos. Millones de toneladas de plástico son vertidas al mar cada año, poniendo en peligro la vida marina y contaminando los ecosistemas costeros. Las piezas de Lego, al ser de plástico, son resistentes a la degradación y pueden permanecer en el medio ambiente durante cientos de años. Se decía que caían al mar cerca de 10.000 contenedores al año (ahora son muchos menos), unas cifras escandalosas.
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