¿Has intentado dormir con las sábanas pegadas a la piel y el sudor marcando cada vuelta en la cama? Seguramente sí, porque el verano español no perdona. Entre el run-run de los planes vacacionales y la búsqueda desesperada de fresco, surge siempre la misma duda doméstica: “¿aire acondicionado o ventilador?”. Y, claro, con lo que cuesta la luz, cualquiera se lo piensa dos veces. Pero, ojo, que quizá estés infravalorando a ese viejo ventilador que guardas en el trastero. ¿De verdad es un tragón de kilovatios o solo un “come-cuartos” de leyenda urbana?
¿Cuánto dinero se va en tu ventilador de noche?
Un especialista en electricidad se puso la bata de científico (y el Instagram en modo directo) para comprobarlo. Conectó un ventilador de 50 vatios a velocidad media durante 8 horas cada noche y lo mantuvo así 30 días seguidos. Resultado: 0,75 € al mes. Dicho de otra forma, menos de 3 € si lo usas a diario durante los meses oficiales de calor (del 1 de junio al 30 de septiembre).
La cuenta parte de un precio medio de 0,15 €/kWh, cifra habitual en muchos hogares españoles. Si tu tarifa varía, basta con ajustar ese último dato: el resultado seguirá siendo ridículamente bajo. Vamos, que tu ventilador no te va a dejar sin helados este verano. Si eres de los que no se fían hasta ver los números por sí mismos, aquí va la receta matemática, sin calculadora de la NASA.
- Localiza la potencia de tu ventilador (viene en la pegatina, en vatios).
- Convierte a kilovatios dividiendo entre 1.000.
- Multiplica por las horas que piensas tenerlo encendido cada día.
- Vuelve a multiplicar por los días de uso al mes.
- Aplica tu tarifa eléctrica en €/kWh para obtener el coste mensual.
Como ves, el proceso es tan sencillo que lo puedes hacer en la mesa de la cocina con un lápiz y, por qué no, un polo de limón al lado.
¿Qué puedo hacer para dormir fresco sin sustos en la factura?
Primero, confía en el ventilador: el experimento demuestra que su gasto mensual es poco más que calderilla. Además, úsalo en velocidad media, suficiente para mover el aire sin que parezca que duermes en un túnel de viento. Por otro lado, procura ventilar la casa al caer la noche; el aparato solo tendrá que mantener la temperatura, no luchar contra un horno. Y, si quieres afinar todavía más, programa un temporizador: muchas veces nos dormimos antes de lo que tarda la habitación en calentarse de nuevo.
Dormir fresquito por apenas setenta y cinco céntimos al mes suena casi a ganga. Así que ya puedes dejar de pelearte con el mando del aire y darle una oportunidad a las aspas: tu bolsillo (y tu garganta) lo agradecerán. Entra en nuestra sección de actualidad para conocer más noticias de interés general.