¿Alguna vez has visto a un agente de la Guardia Civil agitar un banderín y has dudado entre frenar o acelerar? Seguro que sí: vas conduciendo tan tranquilo, suena tu canción favorita y, de pronto, aparece un color que manda más que cualquier semáforo. Aprender ese pequeño “código de banderas” no es un lujo, sino un salvavidas sobre ruedas. Además, las señales de los agentes siempre tienen prioridad, así que conviene grabarlas a fuego (o al menos a la primera). Para rematar, estos mismos gestos se repiten en carreras ciclistas y otros eventos deportivos, así que el asunto va mucho más allá del tráfico cotidiano. Y sí, el famoso banderín amarillo avisa de algo más serio que un simple cambio de decoración.
¿Qué quiere decir cada banderín de la Guardia Civil?
Los agentes usan únicamente tres colores en sus banderines y cada uno implica una orden distinta. Memorízalos con calma, porque son la clave de tu próxima maniobra.
- Rojo: cierre temporal de la vía; solo avanzan los vehículos que escolta la Guardia Civil.
- Verde: vía libre; la circulación se restablece con normalidad.
- Amarillo: peligro próximo; toca extremar la precaución y reducir velocidad.
Si ves el amarillo, piensa en él como el semáforo ámbar de toda la vida: no es una invitación a correr “antes de que se ponga rojo”, sino una señal inequívoca de alerta inmediata. Cuando los agentes van sobre cuatro ruedas, el repertorio se amplía con dos indicaciones extra. Un brazo extendido hacia abajo y algo inclinado ordena parar en el arcén derecho; no hay debate posible. En cambio, una luz intermitente (roja o amarilla) señala que debes detenerte justo delante de la patrulla, siempre a la derecha, sin molestar al resto de usuarios.
¿Te preocupa equivocarte? Quédate con la idea de que la luz parpadeante es el “sígueme” de la Guardia Civil: tú paras, ellos se acercan y, después, obedeces las instrucciones que te den sin montar un drama.
Gestos y silbato en plena calzada
Si el agente está a pie de carretera, la comunicación se convierte en una pequeña coreografía: brazos, silbato y, de propina, luces en movimiento. Con un brazo, o ambos, levantados verticalmente, detendrás el vehículo si puedes hacerlo con seguridad. Cuando los brazos se extienden horizontalmente, la orden de parar va dirigida a quienes llegan desde la dirección señalada.
La banda sonora corre a cargo del silbato. Toques cortos y repetidos: obligación de detenerse. Toque largo: vía libre. Y si ves luces rojas o amarillas oscilando de lado a lado, no lo dudes: toca frenar, aparcar y esperar instrucciones.
Lo primero es lo primero: mantén la calma. Identifica el color del banderín o la señal y actúa en consecuencia sin volantazos bruscos. Recuerda que la prioridad de los agentes está por encima de cualquier semáforo o señal fija, así que sigue sus órdenes al pie de la letra.
Después, coloca el vehículo donde te indiquen (generalmente a la derecha) y espera con el motor al ralentí. Evitar maniobras improvisadas (ese giro de última hora para “ahorrar tiempo”) puede librarte de una sanción y, sobre todo, de un susto mayor. Porque, al final, las normas son claras: un banderín amarillo no es adorno, es tu aviso oficial de “ojo, que viene peligro”. Entra en nuestra sección de motor para conocer todas las novedades en materia de circulación.