En 1868, John Peake diseñó el primer semáforo de la historia. En realidad se trataba de una especie de regulador de tránsito que se colocó por primera vez en una de las calles principales de Londres, ciudad natal del creador. Durante muchos años funcionó con un mecanismo manual que elevaba dos brazos que indicaban el “pare y siga” y únicamente se utilizaba en el día. Los colores que indicaban lo que tenían que hacer los automovilistas no existían, sin embargo, antes de implementar el semáforo manual, existió una propuesta por parte del creador que utilizaba dos lámparas con gas precisamente con los colores rojo y verde, sin embargo, no funcionó, pues una de ella explotó causando la muerte de un operador.
¿Qué color se añade al semáforo?
Antes de comentar el nuevo color que se añade a los semáforos, explicaremos el origen de los otros 3. Estos copiaron el código de colores del sistema ferroviario, que además cuentan con un espectro de visibilidad alto y pueden reconocerse con facilidad desde largas distancias. Por lo tanto, el color rojo significa parar, un color brillante que en nuestra naturaleza asociamos con el peligro. El rojo también es el color con mayor longitud de onda que indica la necesidad de detenerse de inmediato.
Por su parte, el color amarillo fue elegido como una transición para el color rojo, que significa una advertencia para comenzar a reducir la velocidad y brindar paso a los peatones. Y, por último, el verde que, aunque en el ámbito ferroviario este color comenzó siendo una señal de precaución, ahora significa que los vehículos tienen vía libre y que el paso está permitido. De hecho, el verde también tiene una buena longitud de onda, aunque muy por debajo del rojo y el amarillo. El semáforo con tres luces se instaló por primera vez en 1920. Y 104 años más tarde, le vamos a añadir otro.
Ahora vamos con el “late motiv” del artículo. El nuevo color que se va a añadir a los semáforos está destinado a los coches autónomos. Se usará el blanco, para que estos coches puedan coordinarse con facilidad y sin riesgo de fallos en las carreteras, pero solo funcionará en ciertas circunstancias y situaciones. La luz blanca se encendería cuando se detectasen muchos de estos vehículos, de manera que estos se coordinen entre sí y no haya fallos posibles.
¿Qué son los coches autónomos?
Son aquellos que no necesitan a nadie al volante para poder circular y aparcar con normalidad. Pueden captar su entorno a través de cámaras, radar y sensores montados. También pueden tomar decisiones de navegación utilizando una unidad GPS y un sistema de navegación inercial. En España aún no contemos con este tipo de vehículos, pero la DGT ya anticipa la llegada de estos con un nuevo reglamento que estará en marcha durante este 2024.
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