¿Quién no ha tenido alguna vez un plan que, sobre la marcha, se complica hasta rozar lo absurdo? Seguro que más de uno ha perdido el último metro o ha acabado cenando un bocadillo frío a las tres de la mañana. Lo que ya no resulta tan cotidiano es dejar a tu hijo de 14 años dentro de un coche robado, en una calle del centro de Madrid, para irte de copas. Pues eso, exactamente, fue lo que ocurrió la madrugada de este martes. El menor pasó dos horas a solas (ojo, en una ciudad que ni siquiera conocía) mientras su padre apuraba la noche por Lavapiés. Cuando el progenitor regresó, la Policía Nacional le estaba esperando con las esposas listas y una acusación de abandono de menores bajo el brazo.
¿Qué pasó en Lavapiés en plena madrugada?
A eso de las 02:00, agentes del Grupo de Operativo de Respuesta del distrito Centro patrullaban la calle Luis Vélez de Guevara en Lavapiés cuando repararon en un coche con un único ocupante: un chaval de apenas 14 años, completamente despierto y, digamos, algo fuera de sitio. El menor, con la naturalidad de quien se ve en un apuro, pero mantiene la calma, explicó a los policías que su padre se había marchado “un momento” con un amigo. Los agentes decidieron quedarse junto al vehículo hasta que apareciera algún adulto responsable; no era cuestión de dejar al adolescente solo a esas horas.
Pasaron casi dos horas. Finalmente, sobre las 03:50, llegó el padre junto a su colega de copas. El hombre, colombiano de 43 años y con evidente olor a alcohol, confirmó lo que su hijo ya había contado: se había ido a tomar algo por Lavapiés. Ni corto ni perezoso, reconoció que lo suyo había sido “solo un ratito”. Pero aquel “ratito” bastó para que los agentes lo detuvieran por un posible delito de abandono de menores.
Para rematar la jugada, el coche resultó figurar como sustraído en las bases policiales. La dueña (que ya lo había recuperado) no había retirado la denuncia, así que el susto fue doble. Lo único positivo, si se puede llamar así, es que el hombre había contactado con un conocido para que se hiciera cargo del chico… aunque a la Policía tampoco le convenció demasiado el plan.
¿Qué dice la ley sobre el abandono de menores?
El artículo 229 del Código Penal no se anda con rodeos: cuando el abandono lo comete un progenitor, tutor o guardador legal, la pena oscila entre 18 meses y 3 años de prisión. Si, además, la conducta pone en riesgo la vida, la salud, la integridad física o la libertad sexual del menor, el castigo puede aumentar de 2 a 4 años de cárcel. En otras palabras: irse de copas y dejar al hijo en un coche robado a las tantas de la madrugada no puntúa precisamente a favor en el tribunal. Ya se sabe que los procesos judiciales son lentos, pero la resaca de estos “errores de cálculo” dura mucho más que un par de ibuprofenos.
Esta y otras muchas historias curiosas, a la par que terribles, se encuentran en nuestra sección de actualidad.