El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha dictado, el 12 de junio de 2025, que, cuando existe un “riesgo biológico” concreto, el empresario sí puede exigir la vacuna a su plantilla. La resolución nace del caso de varios sanitarios del servicio de ambulancias de Tallín (Estonia) que se negaron a vacunarse contra el SARS‑CoV‑2 y vieron extinguirse sus contratos. ¿El motivo? Una evaluación de riesgos que incluía, negro sobre blanco, la inyección como medida preventiva. Si alguna vez has rellenado ese eterno formulario de “prevención de riesgos” sabrás de lo que hablamos: papeleo, firmas… y ahora, además, pinchazo opcional‑obligatorio, según se mire.
¿Qué ha decidido exactamente el TJUE el 12 de junio de 2025?
El tribunal entiende que la vacunación obligatoria puede ser “adecuada y proporcionada” para mejorar la seguridad y la salud en el trabajo cuando el personal se expone a agentes biológicos peligrosos. En cristiano: si tu día a día incluye virus con mala fama, el jefe tiene carta blanca para exigir la vacuna, siempre que antes exista una evaluación de riesgos seria y documentada.
Norma europea | Año | ¿Para qué sirve? |
---|---|---|
Directiva 89/391/CEE | 1989 | Marco general de seguridad y salud en el trabajo |
Directiva 2000/54/CE | 2000 | Protección frente a riesgos por agentes biológicos |
La clave, dice la sentencia, es que estas directivas no imponen una obligación estatal de vacunar contra un virus concreto; simplemente permiten que, caso por caso, la empresa lo exija si los riesgos lo justifican.
¿Cuándo se considera que hay “riesgo biológico”?
Aquí no vale el “por si acaso”. La evaluación debe identificar agentes como el SARS‑CoV‑2 y describir la probabilidad real de contagio. En el caso estonio, el ayuntamiento de Tallín avaló un informe que concluía que los técnicos de ambulancia inhalaban virus a diario. Por eso se añadió la vacunación al plan preventivo 2024‑2025.
Además, la empresa debe revisar la medida periódicamente. Si el patógeno pierde fuerza o aparecen alternativas menos invasivas (mascarillas FFP3, filtros HEPA portátiles, etc.), la obligación podría decaer.
¿Qué pasa con mis derechos fundamentales?
Algunos trabajadores alegaron que el pinchazo vulneraba su integridad física (art. 3 de la Carta) y su derecho a ejercer la profesión “en condiciones dignas” (art. 31). El TJUE replica que estos derechos solo vinculan a los Estados cuando aplican Derecho de la Unión… y, aquí, la decisión se apoya en la Ley estonia de Salud y Seguridad en el Lugar de Trabajo, no en una norma europea que imponga la vacuna. Dicho de otra forma: Bruselas pone el marco, Tallín aprieta el gatillo.
Eso sí, la sentencia del TJUE insiste en que la medida debe ser proporcionada: informar al trabajador, asegurar la gratuidad de la vacuna y respetar casos médicos justificados (alergias severas, contraindicaciones clínicas, etc.).
¿Puede mi jefe pedirme el pinchazo? Claves prácticas para no meter la pata
Antes de entrar en pánico (o sacar el brazo), ten claras estas pautas:
- Exige la evaluación de riesgos por escrito. Sin informe técnico, no hay obligación que valga.
- Comprueba la categoría de riesgo. El agente biológico debe ser de los grupos 3 o 4 del anexo III de la Directiva 2000/54/CE.
- Pregunta por alternativas. Equipos de protección individual o cambios de puesto pueden ser suficientes.
- Solicita asesoramiento médico. Si tienes patologías, el servicio de prevención debe valorar una exención.
- Consigue todo por correo electrónico. Porque, cuando hay lío, el papel (o el PDF) lo aguanta todo.
Estos pasos te ahorrarán una buena dosis de incertidumbre y, de paso, te darán munición si decides impugnar la medida ante la Inspección de Trabajo. Por mucho que fastidie la burocracia, la prevención va primero. Las compañías deberían actualizar sus evaluaciones cada seis meses, incluir formación específica y ofrecer la vacuna sin coste y dentro de la jornada, evitando así el clásico “vete al centro de salud en tu tiempo libre”. Los empleados, por su parte, ganan si se informan bien y guardan todas las comunicaciones; nunca se sabe cuándo tocará echar mano del correo de RR. HH. con la famosa frase “vacunación obligatoria”.