Seguro que alguna vez has regresado a tu cole y te ha asaltado un pellizco de nostalgia. Ahora imagina que entras en la capilla, esa donde guardaban un silencio casi sagrado, y te topas con un círculo de velas encendidas en el suelo. Pues bien, eso fue exactamente lo que ocurrió entre el 17 y el 19 de julio en el Colegio Nuestra Señora del Pilar, en pleno barrio de Salamanca de Madrid. Durante tres días Netflix convirtió el templo en la Academia Nevermore para publicitar la segunda temporada de Miércoles. La experiencia (gratuita y de 60 minutos de duración) fascinó a los fans, pero dejó con cara de póker a más de un antiguo alumno marianista. Y, como era de esperar, la polémica prendió tan rápido como la primera vela del recorrido.
¿Por qué la capilla del Pilar se transformó en territorio gótico?
Todo parte de una acción inmersiva que prometía meter al visitante en la piel de los excéntricos alumnos de Nevermore. Decorados sombríos, guías caracterizados hasta el último encaje negro y un sinfín de referencias a la familia Addams fueron el gancho para mayores de 12 años con ganas de sacarse una foto macabra. El gancho funcionó a la primera: las entradas volaron en cuestión de horas.
El tirón comercial de la serie es indiscutible; sin embargo, colocar un montaje siniestro en un lugar de culto ha encendido las alarmas de parte de la comunidad educativa. “Sorprendente” y “fuera de lugar” son los adjetivos que más se repiten en los chats de exalumnos, que ven incompatible la estética burtoniana con la identidad católica del centro.
Exalumnos: entre la perplejidad y el enfado
Quienes pasaron por las aulas marianistas no ocultan su disgusto. Varios antiguos alumnos han expresado a través de redes sociales y medios especializados su descontento con que la Capilla Chaminade se prestase a las velas, espiritismo y muñecas diabólicas. Para ellos, el templo es un símbolo cargado de recuerdos que poco o nada casan con la imaginería oscura de la serie.
A la sorpresa inicial le ha seguido un debate más profundo: ¿dónde están los límites entre la promoción cultural y el respeto a un espacio religioso? De momento, la conversación sigue vivita y coleando, especialmente en los grupos de WhatsApp donde abundan los “no me lo creo” y los “esto sí que es de película”.
Los rincones utilizados: lo poco que se ha desvelado
Ni Netflix ni el colegio han detallado qué estancias concretas se emplearon, pero los vídeos de los asistentes muestran claramente la capilla vestida de negro. Además, el propio dossier promocional alude a clases de botánica con plantas poco amigables, duelos de esgrima, sesiones de espiritismo teatralizado y una réplica de la habitación de la protagonista, todo ambientado dentro del recinto educativo.
La ausencia de información oficial ha alimentado las especulaciones: algunos creen que solo se decoró la nave central; otros apuntan a varios pasillos y aulas reconvertidas. Sea como fuere, el resultado fue un campus marianista que, por unos días, pareció sacado de un cuento gótico.
Silencio administrativo: ni colegio ni arzobispado se pronuncian
Hasta la fecha, la dirección del Colegio Nuestra Señora del Pilar no ha emitido comunicado alguno explicando los criterios que llevaron a ceder la capilla. Tampoco hay confirmación de que el Arzobispado de Madrid diera su visto bueno expreso a la intervención. Esta falta de transparencia añade combustible al malestar de los exalumnos, que piden explicaciones públicas cuanto antes.
Por ahora, las únicas respuestas llegan de fuentes oficiosas que recuerdan que la actividad era “temporal” y “cultural”. Argumento que, dicho sea de paso, no convence a los más críticos, empeñados en que un lugar sagrado merece otro trato.
Dale una oportunidad a este montaje
Antes de tirar de dramatismo, conviene saber que existen vías más sencillas (y bastante civilizadas) para expresar tu opinión de forma efectiva:
- Contactar por escrito con la dirección del centro. Una carta breve y respetuosa ayuda a dejar constancia de tu postura sin liarte a gritos en redes.
- Elevar consulta al Arzobispado de Madrid. Si la cuestión te parece de índole litúrgica, este organismo es el cauce canónico para pedir aclaraciones.
- Solicitar información por transparencia. El colegio es concertado; por tanto, debe responder a peticiones formales sobre el uso de espacios financiados parcialmente con dinero público.
- Unirte (o no) a iniciativas colectivas. Hay grupos de exalumnos preparando escritos conjuntos; sumar tu firma refuerza la reclamación, pero también puedes optar por la vía individual si prefieres ir por libre.
Estas acciones no garantizan un cambio inmediato, pero sí aseguran que la queja llegue a quien corresponde y no se pierda en el ruido de las redes.
Por lo tanto, la visita gótica al Pilar ha sido todo un éxito de marketing y, al mismo tiempo, un quebradero de cabeza para parte de su comunidad. Ahora queda por ver si la dirección rompe su silencio y, sobre todo, si en futuras promociones se mantendrá la capilla fuera del guion.