La última propuesta de la Academia Española de Tauromaquia consiste en plantar un toro metálico de 300 metros de altura (sí, a la altura de los grandes colosos mundiales) en una localidad bien conectada y cargada de turistas. La intención es redefinir la postal de España y, de paso, mover billetes y crear empleo. Nada de subvenciones ni partidas públicas: todo lo pondrán inversores privados. Parece un cuento, pero el proyecto ya busca suelo firme donde dejar huella.
¿Por qué un toro de 300 metros puede cambiar el mapa turístico?
Levantar estructuras gigantes no es nuevo, aunque sigue despertando ese cosquilleo de “yo estuve allí” que tanto vende entradas y camisetas. El futuro Toro de España aspira a generar el mismo tirón que la Torre Eiffel o el Cristo Redentor, pero con acento cañí. El plan no solo oxigena el ego patrio, también promete un flujo constante de visitantes que, cámara en mano, dejarán un reguero de consumo local nada despreciable.
Aquí llega la buena noticia para las arcas municipales: el coste público es de 0 euros. Todo el montaje se cubrirá con capital privado y, como contraprestación, los beneficios se repartirán con el ayuntamiento que ceda el terreno. De hecho, los promotores insisten en que el ingreso recurrente para la localidad puede ser tan sólido como las patas del toro. Además, la ausencia de dinero público reduce la habitual burocracia de “papeleos infinitos y sellos imposibles”. Esto no significa que sea un camino de rosas: licencias, estudios de impacto y permisos urbanísticos seguirán ahí, pero sin morder directamente el bolsillo del contribuyente.
Madrid fue la primera candidata sobre la mesa, pero el consistorio capitalino dijo “no, gracias”. Este portazo ha abierto la veda a otros municipios, tanto dentro como fuera de la Comunidad de Madrid, que ahora compiten por quedarse la escultura. Jorge Álvarez, presidente de la Academia, recuerda que todos los turistas acaban con un toro de recuerdo y se pregunta por qué no darles uno que sea imposible de olvidar. En consecuencia, la organización evalúa opciones con buena red de transportes, potencial hotelero y espacio disponible.
¿Qué tienen que hacer los municipios interesados?
Si tu ayuntamiento ve negocio en esta idea, el primer paso es disponer de un terreno apto para soportar la estructura y su complejo adyacente. A partir de ahí, conviene presentar una propuesta formal a la Academia Española de Tauromaquia, detallando accesos, servicios y la normativa urbanística local. Por otro lado, resulta clave contar con el respaldo vecinal: nadie quiere una mole metálica sin consenso a pie de calle.
El Toro de España puede convertirse en un imán de turistas y de ingresos, siempre que el municipio anfitrión juegue bien sus cartas y simplifique, en la medida de lo posible, el laberinto administrativo que suele acompañar a los grandes proyectos. Si quieres conocer otras noticias relevantes para la Comunidad de Madrid, accede a nuestra sección de actualidad.