A veces la tele te coloca en lo más alto y, casi sin avisar, te empuja a buscarte la vida lejos de los focos. Ese vértigo lo conoce bien Andoni Ferreño, aquel presentador que en los 90 parecía omnipresente en la parrilla. Hoy vive tranquilo, subido a las tablas y sin cámaras, vigilándole el flequillo. Pero ¿cómo pasó de ser la cara de los concursos de moda a preferir el olor a telón? Vamos a desmenuzarlo con cifras en mano, alguna anécdota de vestuario apretado y, por supuesto, un par de ideas útiles si tú también sueñas con reinventarte sin perder la sonrisa.
¿Cómo saltó Andoni Ferreño de estudiar Arte Dramático a ser rostro de Telecinco?
Ferreño empezó en la Escuela de Arte Dramático de Madrid, disciplinado y con el sueño del teatro en la cabeza. Cuando la televisión llamó a su puerta (y, sobre todo, cuando vio el sueldo), decidió que la hipoteca agradecería un giro de guion. Tenía 26 años y se convirtió en uno de los rostros más deseados de Telecinco, encadenando un formato tras otro hasta 2009. Por el camino recibió ofertas de Antena 3 y Telemadrid y multiplicó su popularidad a golpe de prime time.
Dato clave | Cifra o periodo |
---|---|
Edad del salto a TV | 26 años |
Retirada de la pequeña pantalla | 2009 |
Peso que debía perder para una gala | 4 kg en 1 semana |
Talla impuesta en vestuario | 42 |
Años de matrimonio | 32 |
Hijos | 2 |
Esa etapa televisiva fue rentable, sí, pero no le hacía olvidar el gusanillo interpretativo. De ahí que, mientras presentaba, aceptara papeles con Pedro Almodóvar, José Luis Garci o en la serie “Amar es pasa siempre”. Eso sí, compaginar plató y ensayo tenía su punto de locura (y de dieta exprés).
¿Por qué abandonó la televisión en 2009 para centrarse en la interpretación?
Tomar la decisión no fue tan glamuroso como suena: dejar de ingresar como estrella de un concurso para lanzarse a teatros medianos exige valor… y ahorros. Ferreño aceptó el bajón de caché con tal de sacarse la espina actoral. Viajó a Colombia, participó en varias telenovelas y, ya de vuelta, se instaló casi en exclusiva en el teatro. Allí, sin focos de neón ni shares en tiempo real, encontró la calma que necesitaba.
En el documental ¿Yo fui mujer florero?, recuerda las presiones físicas de aquellos años: “Había que bajar cuatro kilos en una semana por una gala. No te cambiaban los trajes, tu talla ya estaba hecha. La 42. Si de repente la estilista decía que necesitabas una 44, llamadita de arriba y usted no trabaja”.
La reflexión va más allá del chisme: los estándares estéticos golpeaban a hombres y mujeres por igual, aunque ellas se llevaban la peor parte, usadas casi como decoración de plató.
¿Qué podemos aprender de su cambio de rumbo profesional?
Renunciar a la zona de confort televisiva para perseguir la pasión teatral puede parecer un salto al vacío, pero deja varias lecciones útiles.
- Actualiza tu formación: si quieres pivotar de sector, tener la base (su Arte Dramático) abre puertas.
- Diversifica tus contactos: Ferreño trabajó con directores de cine, cadenas distintas y productoras en Colombia.
- Acepta un bajón temporal de ingresos: a veces hay que ganar menos para vivir más tranquilo (y dormir mejor).
En definitiva, Andoni Ferreño demuestra que el éxito no siempre implica seguir en el mismo escaparate. Él cambió focos por focos y, a juzgar por su sonrisa tras 32 años de matrimonio y dos hijos, la apuesta le salió redonda.