¿Recuerdas la última vez que diste por “cerrada” tu etapa de estudios? Probablemente, todavía tenías un MP3 en el bolsillo y el móvil apenas servía para llamar. Hoy, la realidad laboral se parece más a una cinta de correr que nunca se detiene: si no avanzas, retrocedes. Eso explica por qué ocho de cada diez profesionales reconocen que deben seguir formándose para no quedar descolgados. Y ojo, porque casi el 38 % admite que lo aprendido antes de su primer empleo no le ha servido de gran cosa. En medio de esta carrera, la Inteligencia Artificial (IA) irrumpe cuál liebre mecánica y obliga a todo el pelotón a acelerar. Veamos cómo se ha gestado este nuevo escenario y, sobre todo, qué puedes hacer tú para no quedarte en la grada.
¿Por qué la formación continua ha dejado de ser un lujo?
El informe Habilidades del Futuro, elaborado por Santander en 15 países de Europa y América, retrata un mundo donde la “clase magistral” de una sola tarde ya no basta. El dato más contundente: seis de cada diez encuestados creen que dominar la IA será decisivo para mantener su empleabilidad de aquí a 2029. Motivos clave para seguir estudiando hoy:
- Los empleos cambian a velocidad de crucero: un 70 % de los trabajadores intuye que las próximas generaciones desempeñarán trabajos que aún no existen.
- El desfase formativo es real: un 38 % considera inútil lo aprendido antes de pisar la oficina.
- La IA amenaza y seduce a partes iguales: un tercio teme que le quite el puesto, pero dos tercios ven oportunidades de oro.
- Las empresas lo saben: programas de reciclaje interno y becas florecen para evitar quedarse sin talento.
Por tanto, la pregunta ya no es si debes formarte, sino cuándo (spoiler: cuanto antes) y cómo (flexible, online y a tu ritmo para que no tengas que hipotecar tus tardes).
¿Cómo reconfigura la IA el mercado laboral?
Para empezar, la IA no entiende de horarios ni convenios; aprende a lo grande y trabaja sin pedir café. De ahí que seis de cada diez profesionales la vean como el gran factor de disrupción para los próximos cinco años. Además, la Ciencia de Datos y la automatización prometen convertirse en los departamentos estrella, a la altura de lo que fueron las finanzas en los 90.
Ahora bien, no todo es apocalipsis robótico. La propia IA genera nuevos nichos: desde prompt engineers (quienes entrenan a los modelos) hasta auditores de algoritmos. En resumen, la tecnología no solo destruye tareas repetitivas, sino que abre puertas a perfiles que combinan creatividad, análisis crítico y empatía—tres cosas que, por el momento, ningún bot clava.
¿Qué está haciendo Banco Santander para subirse a esta ola?
La presidenta Ana Botín no se anduvo con rodeos el 12 de marzo de 2025: “¿Estamos preparados para este nuevo mundo?”, preguntó. Acto seguido, puso 400 millones de euros encima de la mesa para el período 2023‑2026. Sí, has leído bien: 400 millones. Con esa cifra se podrían comprar unas cuantas islas… o, en su versión menos glamurosa, pero más útil, financiar becas, cursos online y programas de emprendimiento bajo la marca Santander Open Academy. Por cierto, un pequeño alivio para las carteras: la mayoría de estos cursos son gratuitos o cuestan menos que una suscripción premium de streaming.
En paralelo, la entidad reforzará alianzas con universidades y start‑ups tecnológicas para diseñar itinerarios formativos “a la carta”. Traducción: contenidos cortos, certificados rápidos y, sobre todo, actualizados antes de que cambie la versión del software.
Consejos prácticos para no quedarse atrás
Primero, haz un balance honesto de tus habilidades: ¿cuántas de ellas dependen de hojas de cálculo y cuántas de pensamiento crítico? Después, fija un objetivo concreto (por ejemplo, “aprender prompting básico en dos meses”) y reserva un hueco fijo en tu agenda (sí, igual que la clase de pilates). Por último, aprovecha las ayudas: becas del Santander, cursos bonificados por FUNDAE o los nanomásters que ofrecen varias universidades públicas desde el 6 hasta el 27 de junio de 2025.
En definitiva, la IA puede parecer un tsunami, pero con la tabla adecuada (formación continua, actitud curiosa y un buen plan de becas) no solo se surfea: se disfruta.