¿Te suena ese sábado en el que no sabes si quedarte en casa o exprimir el coche para una escapada exprés? Pues, a apenas 45 minutos de la capital, existe un rincón que hace que el plan se escriba solo. Hablamos de la Azuda de La Montaña, una noria gigantesca que lleva levantando agua desde antes de que los motores fueran cosa corriente. Está pegadita a Aranjuez, tanto que el GPS marca 4 kilómetros (ocho minutos de volante relajado) entre el palacio real y este ingenio hidráulico. No se requiere carnet de explorador: basta con ganas de aire fresco y algo de curiosidad. Además, el sitio presume de historia, de vistas y, por qué no decirlo, de la envidiable sensación de haber descubierto “ese” lugar que no sale en todas las guías. Si buscas plan de fin de semana sin hipotecar litros de gasolina, sigue leyendo.
¿Por qué merece la pena acercarse a La Azuda de La Montaña?
La urbanización de La Montaña presume de un tesoro que no todos los pueblos pueden mostrar: una noria de 14,35 metros de diámetro que suministró agua a las huertas reales durante siglos. Su silueta metálica se alza sobre el canal de La Azuda, recordando que, mucho antes del “todo a motor”, el ingenio humano ya sabía elevar el agua 11 metros sin enchufar nada.
Por si fuera poco, llegar resulta facilísimo. Desde el centro de Aranjuez son ocho minutos en coche, y desde Madrid basta encarar la autovía unos 45 minutos. Si prefieres transporte público, el trayecto ronda la hora y media, ideal para leer algo o echar una cabezada antes del paseo.
Los primeros datos que se conservan de la Azuda de La Montaña se remontan a finales del siglo XVI, cuando la rueda (entonces de madera) empezaba a regar las huertas que abastecían la mesa real. El tiempo, y sobre todo el agua, pasaron factura, y en 1844 la estructura original fue sustituida por otra de hierro que soportaba mejor las embestidas del cauce.
El declive llegó en 1927: el riego a motor parecía más moderno y la noria quedó varada. Hubo que esperar hasta 2013 para verla renacer gracias a un acuerdo entre el Ayuntamiento de Aranjuez y la Confederación Hidrográfica del Tajo. Desde entonces, la vieja rueda gira de nuevo (ahora solo por gusto turístico) y se ha convertido en parada obligatoria para amantes de la ingeniería tradicional. Quien se pregunte cómo demonios funciona esta “rueda gigante” se llevará una sorpresa tan práctica como sencilla: palas, cubetas y pura gravedad bien aprovechada. Estas son sus características:
- Diámetro: 14,35 m
- Radios: 12
- Cangilones: 48 unidades
- Capacidad por cangilón: 44,2 L en reposo y 55 L en movimiento
- Ritmo de giro: 1 vuelta/minuto con un caudal de 500 L/s
- Elevación de agua: 11 m sobre el canal original
Este conjunto permitió ampliar el regadío por encima de la cota del Caz del Embocador, alimentando los juegos de agua del Palacio Real de Aranjuez y las históricas huertas ribereñas. En otras palabras, un “old school” sostenible siglos antes de que la palabra estuviera de moda.
Planifica tu visita desde Madrid
Para plantarte allí en coche solo necesitas marcar “Azuda de La Montaña, Aranjuez” en el navegador y seguir recto: en 45 minutos estás aparcando sin drama de peajes. ¿Prefieres tren y autobús? Calcula una hora y media, con conexión directa que evita pasar primero por Aranjuez ciudad.
Una vez en la zona, el paseo es libre y gratuito. Lleva calzado cómodo, algo de agua (ironías de la vida) y, si te sobra tiempo, acércate al casco histórico de Aranjuez para completar la jornada. Y recuerda: “azuda” (del árabe assúdd) no es más que la palabra antigua para esta gran rueda que eleva el agua; un término técnico que aquí se traduce en un espectáculo sencillo y fascinante. Este y otros muchos enclaves con encanto de la Comunidad de Madrid, podrás conocerlos en nuestra sección de actualidad.