Una reconocida cadena de supermercados ha iniciado de manera sorprendente el proceso de cierre de sus almacenes y su despedida del mercado español, una decisión en paralelo con el progresivo deterioro del entorno competitivo en el que operan los supermercados, el cual ha sido más que una oferta abrumadora de productos, así como la disminución de la demanda, un pernicioso cóctel que ha llevado a las empresas en el sector con la mejor imagen a tener una situación financiera de apuros. En el marco del proceso de crisis del momento actual, la sostenibilidad del negocio, la viabilidad, la duración de la actividad se ha convertido en una de las flaquezas de cualquier empresa, y esta no es una excepción. El sector de supermercados está hecho de unas especificaciones muy concretas, como la conjugación de una gran cantidad de productos, un consumidor cuyo poder adquisitivo empieza a descender, así como sus habilidades para mantener los márgenes de operación en un contexto relativamente ágil.
Un epígrafe claro son los cierres que se han hecho públicos de varias tiendas en los mercados español y francés, la imagen de que también las marcas de supermercado sabidas son incapaces de dar respuesta a esa situación. En realidad, la condición de partida se sitúa en la necesidad de las empresas de dar respuesta a la posibilidad de crisis al momento actual.
Efectos de los cierres y cambios en el modelo de negocio de los supermercados
De los supermercados fieles consumidores de este tipo de escaparates, los cierres pueden ser un obstáculo importante. Es cierto que dejar determinados hábitos de compra es una cuestión difícil de lograr, pero este tipo de situaciones ayudan siempre a dar respuesta a cambios en el comercio menor. Un caso claro es el que se suscribió en la época de la pandemia, donde los supermercados fueron uno de los pocos lugares donde los consumidores pudieron seguir comprando de manera regular; consecuencia de ello un aumento temporal en las ventas, así como una buena cantidad de empresas que lograron salvar la presente crisis.
Sin embargo, aquél fue un momento de crecimiento efímero. Actualmente, el panorama presenta una concepción radicalmente distinta. La situación competitiva se ha vuelto más intensa, y las cadenas de supermercados se ven obligadas a lidiar con unos mayores costes de operación, con unos, hasta bastante recientes, cambios de las pautas de compra, y con el empuje de otras alternativas más ágiles del tipo de los servicios de compra a casa o el comercio electrónico. Estos cambios en los hábitos de los consumidores han hecho que muchas empresas rediseñan la rentabilidad de aquellas tiendas que poseen.
Reorganización en el sector: ejemplos concretos de reajustes para lograr la sostenibilidad
La empresa matriz de la ya conocida cadena de supermercados Alcampo – Auchan – ha sido un claro ejemplo de la creciente preocupación en el sector. En 2024, Auchan vio caer sus ventas en un 4% en Francia lo que provocó el cierre de algunas de sus tiendas menos rentables, así como la reestructuración del mix operando por el cambio a un negocio más eficiente. A pesar de que Alcampo sigue realizando su actividad en España sin una amenaza evidente, la reorganización en Francia es un claro ejemplo del reajuste estratégico al que se ven abocadas las cadenas de supermercados cuando el crecimiento sostenido no es más una opción posible.
Ajustes que también se pueden observar en otras grandes marcas de distribución pero que, en este caso, se hacían a partir de una cadena alemana que modificó la presencia en algunos mercados europeos para asegurar la fortaleza de otros en los que la marca contaba con una mayor presencia. Se tratan de decisiones que no son, en absoluto, fáciles de tomar pero que han sabido ver con la lógica de garantizar la creación de valor en el medio plazo y la estabilidad de los trabajadores y de los proveedores que dependen de estas empresas.
Adaptándose a cambio: estrategias para la nueva realidad en el sector alimentario
Nos encontramos en un periodo vital para la industria de los supermercados en el cual cada decisión puede significar la diferencia entre la preservación o la desaparición del mercado. En este sentido, se empieza a hacer evidente que algunas cadenas de supermercados están claramente priorizando la rentabilidad y la eficiencia operativa frente a la rentable y amplia expansión. Un modelo de negocio que ya empieza a ser mayoritario consiste en potenciar las tiendas que se quedan abiertas, creando en ellas una mejor experiencia de compra y haciendo que sus operaciones sean más eficientes. Los consumidores deben adaptarse también, porque algunas tiendas pueden dejar de existir como un aviso de que diversificar las opciones de compra, usar las pantallas y apoyar el comercio local que también está sufriendo, esta transformación puede tener beneficios.
La evolución de estas cadenas de supermercados muestra cómo el propio comportamiento de compra, las presiones económicas y las dinámicas competitivas benefician a unas y perjudican a otras. De esta forma, la salida de esta cadena de supermercados de algunos mercados internacionales no quiere decir que el final de su historia en Europa, sino un ajuste hacia la supervivencia y la posibilidad de crecer según unas nuevas reglas del juego. La historia de los supermercados es la historia de la adaptación y de quienes serán capaces de anticiparse y de dar respuesta a estos retos.
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