Cuando vas a por conservas al súper y la balda parece un festival de latillas, surge la eterna duda: “¿Con qué aceite me quedo?” Seguro que has vivido ese momento de comparecer delante de decenas de envases idénticos, pero, ojo, con relleno muy distinto. En España despachamos más de 2 kilos de atún en conserva por cabeza cada año, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, así que no hablamos precisamente de un capricho ocasional. De hecho, Mercadona lo sabe y ofrece varias versiones para todos los gustos (y bolsillos). El dietista Fran Susín (@fransusin_) se ha tomado la molestia de probarlas y proclamar un ganador claro. ¿Su veredicto? La salud se cotiza mejor al natural o, en su defecto, con aceite de oliva.
¿Qué lata sube al podio saludable de Mercadona?
Elegir la conserva adecuada no es cuestión de fe, sino de comparar etiquetas y, por supuesto, de saber qué aceites juegan en cada equipo. Antes de ver la clasificación, ten presente que Susín deja fuera de combate al aceite de girasol por su carácter “proinflamatorio”. El dietista insiste en que la diferencia clave está en la grasa que acompaña al pescado.
A continuación tienes el ranking de opciones, de mejor a peor, según su perfil nutricional:
- 1. Atún al natural
- 2. Atún en aceite de oliva
- 3. Atún en aceite de girasol
Como ves, la tercera plaza se la lleva el atún en aceite de girasol sin mayor discusión. En cambio, el atún al natural permite que añadas en casa tu propio aceite de oliva virgen extra (AOVE), el oro líquido de la dieta mediterránea.
Aceite de oliva vs. aceite de girasol: diferencias que importan
Ahora bien, ¿por qué ese aceite de oliva (aunque no sea virgen extra) sale mejor parado? Para empezar, se extrae solo con medios mecánicos, lo que preserva compuestos beneficiosos (los famosos polifenoles) que ayudan a regular el colesterol y tienen efectos antiinflamatorios. En castellano llano: tu corazón lo celebra.
El aceite de girasol, en cambio, pasa por prensado, disolventes (hexano) y refinado. Ese proceso dispara su proporción de ácidos grasos poliinsaturados: buenos en teoría, pero más inestables al calor y proclives a oxidarse. Traducción rápida: frituras que envejecen peor y, a la larga, un posible billete extra a las enfermedades cardiovasculares si nos pasamos de la raya.
¿Debes preocuparte por el mercurio en el atún en lata?
Otro miedo habitual es el mercurio. Susín lanza un mensaje tranquilizador: las piezas destinadas a conserva son atunes pequeños, muy lejos de los grandes depredadores marinos que acumulan más metal pesado. Así que no hay razón para desterrar estas latas de la despensa, siempre que el consumo sea razonable, claro.
En definitiva, si tu única barrera para abrir la anilla era “el mercurio”, puedes respirar. Los riesgos, en este caso, son tan diminutos como los propios túnidos que acaban nadando en tu bocadillo.
Elige responsablemente tu próxima lata en Mercadona
En primer lugar, revisa siempre la lista de ingredientes: cuanto más corta, mejor. Si vas a usar aceite de oliva extra en casa, apuesta por la versión al natural y añade tu chorrito de AOVE después de escurrir. Por otro lado, reserva el atún en aceite de girasol para emergencias. No pasa nada por consumirlo de forma ocasional, pero conviene no convertirlo en la estrella diaria de tus ensaladas.
Finalmente, recuerda que el atún en conserva es un aliado cómodo y asequible: incorpora proteínas de calidad y ácidos grasos saludables si eliges bien el aceite. En resumen, un producto de fondo de armario perfecto, sobre todo cuando necesitas una comida rápida y no quieres hipotecar tu salud ni tu bolsillo.