El euro también se toma vacaciones, aunque solo sea un fin de semana. Si alguna vez has querido “viajar en el tiempo”, Ribadavia, en Galicia, te lo pone fácil. Allí, a finales de agosto, pagar con monedas de curso legal está, literalmente, fuera de la ley local. En su lugar, los vecinos y visitantes sacan del bolsillo un puñado de maravedís, la divisa que dominó la península durante siglos. La estampa no puede ser más medieval: trajes de época, mercados artesanales y un banco que cambia euros por billetes dibujados a plumilla. Todo para celebrar, desde 1989, la ‘Festa da Istoria’, la fiesta más pintoresca y multitudinaria de Ourense.
¿Por qué Ribadavia aparca el euro durante tres días?
La villa, con poco más de 5.000 habitantes, convierte el último fin de semana de agosto (viernes, sábado y domingo) en una recreación histórica a gran escala. El sábado es el día grande, pero desde el viernes las calles del casco histórico se llenan de tenderetes donde el euro no sirve: los vendedores solo aceptan maravedís, igual que en la Edad Media.
Para que el viaje sea completo, la organización impone el uso exclusivo de esa moneda en todos los puestos de calle, artesanos y comercios del centro histórico. De hecho, no verás bancos convencionales: los “cajeros” se llaman Banco Alhóndiga y aparecen repartidos por la villa para cambiar la divisa moderna por la antigua. Así, el euro descansa y la economía local revive su pasado.
Cómo conseguir y gastar maravedís
Antes de que cunda el pánico, cambiar tu dinero es tan sencillo como seguir estos pasos:
- Localiza una de las sucursales temporales del Banco Alhóndiga, abiertas solo durante la fiesta, y entrega tus euros para recibir maravedís en billetes o monedas con siete valores distintos.
Una vez hecho el canje, recuerda que esa divisa es obligatoria hasta el domingo por la noche; ni el café ni la artesanía admiten euros mientras dure la ‘Festa da Istoria’. Además, los billetes llevan ilustraciones de Ribadavia realizadas a plumilla, así que funcionan también como recuerdo. Por lo tanto, calcula bien cuántos necesitarás: si te sobra alguno, te servirá como souvenir; si te faltan, siempre puedes volver a la cola del banco medieval y repetir la operación.