El chef Andrés Madrigal pone fin al restaurante con Estrella Michelín, Per Se Bistró, tras dos años de actividad, para trasladarse a Asturias y reunirse con su familia.
Andrés Madrigal pone fin a Per Se Bistró, su proyecto más personal en pleno centro de Madrid. El cierre llega cuando el restaurante cumple dos años este mes de diciembre. En un mensaje publicado hace unas horas, el cocinero anuncia que “me preparo para cerrar mi capítulo aquí en Per Se Bistró” y resume su despedida tras “dos años increíbles”.
La situación de Per Se Bistró en Chueca y las razones del cierre
¿Es un cierre por falta de clientes? La respuesta es NO: lo justifica por “un motivo muy personal: la oportunidad de reunirme con mi familia en Asturias”. En diciembre de 2024, cuando cumplía un año desde que abrió en 2023, también dejó esta reflexión: “No hay tanto cliente para tanto restaurante”.
El local está en la calle Augusto Figueroa, 32 (Chueca). En este tiempo logró un Sol Repsol y figuró entre los recomendados de la Guía Michelin, Tapas y Macarfi, con proyección “internacional”. A pesar de que el restaurante era su “segundo hogar”, Madrigal confirma que abandona Madrid y cierra el capítulo del bistró.
El chef concreta el porqué: “Después de siete años separados, siento que es el momento de priorizar, estar cerca de ellos y recuperar ese tiempo perdido”. Vamos, que toca poner a los suyos por delante. ¿Y qué viene después? Tras cerrar Per Se Bistró, seguirá realizando eventos y asesorías gastronómicas en varios restaurantes. Con esa hoja de ruta, el cierre suena más a cambio de etapa que a retirada definitiva.
La carrera de Madrigal hasta llegar a la Estrella Michelín
Antes de este bistró, Madrigal consiguió una estrella Michelin en Alboroque y El Olivo, y fue reconocido como uno de los mejores cocineros del país en su etapa en Balzac. En los últimos años, también ha asesorado proyectos en Latinoamérica y España.
Madrigal lanzó Per Sé Bistró tras una década fuera de España para expresar todo lo aprendido y vivido en sus viajes, combinando la nostalgia, su trayectoria y su conocimiento culinario. El chef describe el proyecto como un «auto-homenaje» y una «reverencia» a sus clientes, que representa su forma más íntima y personal de cocinar. La propuesta gastronómica no está anclada a una única geografía. Se basa en el producto de temporada, la memoria gustativa y las influencias de sus viajes, creando una cocina «deslocalizada» y en constante evolución.
Tras 12 años triunfando fuera de España, el madrileño (criado en Vallecas) volvió en 2023 con una cocina honesta y cuidada y un formato “chiquitito”. Para los clientes de Chueca, la consecuencia es dolorosa: desaparece un restaurante con reconocimientos en solo dos años, mientras su cocina seguirá viéndose en eventos y asesorías. Si quieres conocer más restaurantes emblemáticos de Madrid, entra en nuestra sección de actualidad.
