Media España ya está mirando el calendario y, por una vez, la factura de la luz no tiene la culpa. Dentro de un año, cuando el calor aprieta y uno sueña con echar la siesta bajo el ventilador, el Sol decidirá ausentarse durante algo más de un minuto. No es un corte eléctrico ni una avería de última hora; es un eclipse solar total que dejará medio país a oscuras el 12 de agosto de 2026. Quien crea que esto suena exagerado quizá no recuerde que la última vez que lo vimos en España fue en 1905, así que tocaba volver a ponerse al día. Además, la cita llega con espectáculo doble: tras la sombra, llegarán las Perseidas para rematar la faena. Mejor ir preparando las gafas (certificadas, claro) y un buen sitio con vistas al horizonte oeste.
¿Cuándo será el eclipse total que oscurecerá España?
Todo empezará sobre las 19:30, cuando la Luna comience a tapar el disco solar. El momento cumbre llegará poco después de las 20:30, justo al borde del atardecer, y la oscuridad total durará alrededor de 90 segundos en las zonas privilegiadas. Habrá quien pestañee y se lo pierda, así que más vale estar atento: esta oportunidad no volverá a repetirse en las mismas condiciones hasta 2053.
La franja de totalidad cruzará el país de oeste a este. Galicia dará la bienvenida a la sombra y las Islas Baleares la despedirán, todo en un paseo celeste digno de película de ciencia ficción pero sin efectos especiales añadidos.
¿Qué ciudades verán la noche en pleno día?
A Coruña, Oviedo, León, Palencia, Burgos, Soria y Zaragoza se llevarán el premio gordo: un cielo tan oscuro como si alguien hubiera bajado el interruptor en plena tarde. En Burgos, por ejemplo, el eclipse total comenzará a las 20:29 y durará unos 104 segundos, mientras que en A Coruña arrancará a las 20:28 para extenderse 76 segundos. Palma de Mallorca pondrá el broche final a las 20:32, con el Sol apenas a 2 grados sobre el horizonte.
El resto del país tampoco quedará defraudado. Madrid y Barcelona rondarán un oscurecimiento superior al 90 %, suficiente para que más de uno se pregunte por qué la farola todavía no se ha encendido.
¿Cómo contemplar el fenómeno sin quemar tus ojos?
Mirar al Sol “a pelo” no es de valientes, es de imprudentes. Las únicas gafas válidas son las que llevan el sello ISO 12312‑2; las de sol normales sirven para presumir en la playa, pero no para sobrevivir a un eclipse. También valen telescopios o prismáticos con filtros solares homologados; el papel de aluminio de la cocina, por mucha maña que uno tenga, no entra en la lista.
Asociaciones astronómicas y grupos de aficionados montarán puntos de observación con todo el material necesario, así que, si tu presupuesto no llega para el equipo, al menos acércate a uno de estos lugares y déjate guiar.
¿Por qué el 12 de agosto de 2026 será astronómicamente irrepetible?
La sombra total coincidirá con la lluvia de Perseidas, esas “Lágrimas de San Lorenzo” capaces de convertir cualquier cielo despejado en una feria de fugaces. Tras el eclipse, y ya metidos de lleno en la madrugada del 13 de agosto, los meteoros harán su desfile veraniego habitual.
Por muy tentador que suene aplazarlo, ningún otro eclipse total visible desde España (ni siquiera el de 2027 ni el anular de 2028) se alineará de nuevo con la lluvia de estrellas más famosa del año. En resumen: o lo ves ahora, o toca esperar unas cuantas décadas.
Antes de sacar la cámara y el bocadillo de tortilla, conviene repasar un par de detalles básicos.
1. Localiza con antelación un lugar abierto y sin obstáculos hacia el oeste; las alturas suaves o la costa son ideales.
2. Lleva gafas certificadas ISO 12312‑2 y revisa que no estén rayadas ni rotas.
3. Evita circular por carreteras secundarias durante el minuto de oscuridad si no conoces bien la ruta; la visibilidad bajará de golpe.
4. Si viajas al norte, reserva alojamiento con tiempo: no serás el único que quiera estar en primera fila.
5. Quédate después del eclipse para disfrutar de las Perseidas y apaga las linternas; el cielo hará el resto.
Con estos simples pasos, la experiencia será segura y memorable. Y, de paso, podrás contar que viviste un “apagón” histórico sin recibir la temida carta de la compañía eléctrica.