Cada verano, el sol no es el único que aprieta en Madrid. Los hospitales de la Comunidad se enfrentan a un calor interno mucho más incómodo: las camas cerradas, los pasillos abarrotados de pacientes y el personal trabajando hasta el agotamiento. Es una situación recurrente que se repite año tras año, pero que parece empeorar. Este 2025, la crisis en los grandes hospitales madrileños se intensifica, con el cierre de cientos de camas y la saturación de las urgencias.
A medida que el mes de julio avanza, el Hospital Gregorio Marañón, uno de los más grandes de la capital, ya ha cerrado 300 camas en planta. Y si pensabas que el verano traía descanso para los profesionales de la salud, piénsalo otra vez: este año, se está pidiendo a los empleados que doblen turnos para cubrir los huecos dejados por las vacaciones, algo que, según los sindicatos, está poniendo en riesgo la seguridad de los pacientes.
¿Por qué se cierran tantas camas cada verano?
El cierre de camas en los hospitales no es algo nuevo. A lo largo de los meses de verano, los centros sanitarios reducen su capacidad para gestionar la menor demanda que, en teoría, debería existir durante las vacaciones. Sin embargo, la realidad es que la población sigue enfermando, y con la reducción de camas, se produce un colapso, especialmente en las urgencias. En el caso del Gregorio Marañón, además de las 300 camas ya cerradas, se espera que en agosto se sumen otras 30 más.
Este cierre de camas no es exclusivo de este hospital. En toda la Comunidad de Madrid, más de 1.500 camas se cerrarán en agosto, lo que representa un 30% de la capacidad hospitalaria. Otros grandes centros como el Hospital La Paz, Ramón y Cajal y 12 de octubre también se suman a esta práctica, aunque la falta de personal para cubrir bajas y vacaciones está llevando la situación a límites insostenibles.
¿Cómo afecta esto a los pacientes?
Los efectos de esta reducción en la capacidad hospitalaria son inmediatos y visibles. Las urgencias se llenan de pacientes esperando en camas ubicadas en pasillos, lo que no solo es incómodo, sino también peligroso. Mayte, una paciente del Gregorio Marañón, relata su experiencia en una unidad de prehospitalización, donde no había espacio ni siquiera para dejar sus pertenencias. “Mientras en los sótanos se acumula la gente, se cierran camas en las plantas”, denuncia.
El colapso también está afectando las intervenciones quirúrgicas. Desde el Hospital Clínico San Carlos, informan que, debido a la falta de camas en UCI, el pasado 4 de julio se suspendieron varias cirugías, incluidas algunas cardiacas y oncológicas. Esta situación de «hacinamiento» y falta de recursos también se reproduce en otros hospitales, como el Doce de Octubre, donde los profesionales luchan por ofrecer una atención de calidad en medio del agotamiento extremo.
¿Qué está ocurriendo con el personal sanitario?
El personal sanitario está agotado. Y no es para menos. El cierre de camas y la falta de suficientes enfermeras y médicos están llevando a los trabajadores a tener que hacer horas extra de forma forzada. “La dirección ha enviado un correo animando a la gente a doblar turnos”, afirman desde el sindicato MATS, lo que agrava aún más la situación. La fatiga de los profesionales no solo afecta su bienestar, sino que también impacta directamente en la calidad de la atención al paciente.
Este escenario de escasez de personal es un problema recurrente cada verano. Mientras la administración se limita a cubrir las vacaciones con contrataciones temporales, la falta de personal estable y la sobrecarga de trabajo empeoran la situación. Desde el sindicato, alertan sobre la falta de planificación para cubrir ausencias y asegurar que los pacientes reciban la atención necesaria.
¿Qué está pasando en otras comunidades?
El cierre de camas no solo afecta a Madrid. En otras comunidades autónomas como Andalucía, Catalunya y el País Valenciano, los hospitales también experimentan una reducción significativa en su capacidad. Se prevé que, en todo el país, se cierren más de 10.000 camas durante los meses de verano, una cifra alarmante considerando que la demanda de atención sanitaria sigue siendo alta.
En Andalucía, por ejemplo, se cerrarán 2.200 camas, mientras que en Catalunya y el País Valenciano se perderán 1.300 y 910 camas, respectivamente. Este panorama de cierre masivo está afectando tanto a los pacientes como a los profesionales de la salud en todo el territorio nacional.
¿Qué puede hacer el paciente ante esta situación?
Si bien la situación en los hospitales es crítica, hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a los pacientes y sus familiares a lidiar con este colapso:
- Consultar con el médico de cabecera: En la medida de lo posible, intenta evitar acudir a urgencias a menos que sea absolutamente necesario. Tu médico de cabecera puede orientarte sobre la mejor manera de manejar tu situación sin recurrir a urgencias.
- Informarse sobre los derechos: Los pacientes tienen derecho a recibir atención en condiciones adecuadas. Si te encuentras en una situación insostenible o peligrosa, puedes presentar una queja formal.
- Mantener la calma y ser paciente: Aunque es difícil, la paciencia será clave. El sistema sanitario está saturado, y las autoridades están lidiando con una situación que afecta a toda la comunidad.
Este verano, mientras nos enfrentamos a altas temperaturas, los hospitales de Madrid y de muchas otras comunidades luchan con su propia ola de saturación. Por mucho que el calor agobie, los pacientes y los profesionales de la salud están pagando el precio de un sistema que no termina de ofrecer soluciones a esta crisis repetitiva.