Si alguna vez has bajado de un eléctrico con cara de pocos amigos y el estómago hecho un nudo, que no cunda el pánico: no eres el único. Lo que parecía la panacea de la movilidad limpia se le está atragantando, y nunca mejor dicho, a más de un pasajero. Entre enero y junio de 2025 se han matriculado en España 52.500 eléctricos (un 78,5 % más que en 2024), y los mareos crecen casi a la misma velocidad que las ventas. El silencio absoluto, la frenada regenerativa y la falta de vibraciones han dejado a nuestro cerebro sin las pistas sensoriales de toda la vida. Resultado: náuseas, dolor de cabeza y algún que otro juramento por lo bajini. Aquí va la explicación práctica y, sobre todo, el plan de ataque para no renunciar al enchufe sin marearte.
¿Qué está pasando dentro de tu cabeza cuando subes a un coche eléctrico?
Primero, un recordatorio exprés: la cinetosis (mareo por movimiento) aparece cuando ojos, oído interno y cuerpo no se ponen de acuerdo sobre cómo y hacia dónde te mueves. En un coche de gasolina, el rugido del motor, los cambios de marcha y las vibraciones ayudan a tu cerebro a anticipar cada acelerón o frenazo y a cuadrar las cuentas sensoriales.
En los eléctricos sucede justo lo contrario. El motor casi ni se oye, las vibraciones brillan por su ausencia y la frenada regenerativa te planta una desaceleración sin previo aviso. Menos referencias externas significa más confusión interna, y ahí llegan las náuseas y el dolor de cabeza, sobre todo si vas de pasajero y no tienes el volante como indicativo previsor.
Cifras que prueban la fiebre eléctrica en España
Que los mareos sean tema de conversación no es casualidad: la cuota de mercado de los eléctricos puros ya roza el 7,27 % y sigue subiendo. Con tanto coche enchufado nuevo en circulación, la estadística de estómagos revueltos no deja de engordar, aunque todavía no se mida en boletines oficiales.
Indicador | Dato exacto |
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Unidades vendidas (enero‑junio 2025) | 52.500 |
Crecimiento frente a 2024 | 78,5 % |
Cuota de mercado nacional | 7,27 % |
En consecuencia, más conductores novatos en lo eléctrico descubren de golpe que la transición energética trae un peaje inesperado: acostumbrar el sistema vestibular (el que controla el equilibrio) a un carruaje silencioso.
¿Por qué el mareo castiga más a los pasajeros que al conductor?
Quien lleva el volante manda y, de paso, avisa a su propio cerebro: “Ahora acelero, ahora freno”. Esa información anticipada reduce la cinetosis. El pasajero, en cambio, recibe giros y frenadas sin spoiler y con menos ruido de fondo, así que su oído interno se pone nervioso y protesta en forma de náusea.
Además, muchas marcas han llenado el salpicadero de pantallas XXL. Cuando clavas la vista en el mapa o en la serie que reproduce la consola, pierdes de vista la carretera y te quedas sin la referencia visual que ayuda a cuadrar el movimiento real y la sensación interna. Resultado: mareo potenciado y el viaje se hace eterno.
Cómo plantarle cara a las náuseas: trucos que sí funcionan
A nadie le apetece parar cada media hora para tomar el aire, así que toma nota de estas medidas sencillas y efectivas antes de tu próximo viaje eléctrico:
- Fija la vista en el horizonte. Mirar lejos, no al móvil, sincroniza la vista con el movimiento real.
- Aparca el libro y la pantalla. Leer o chatear multiplica la desconexión sensorial y el mareo hace acto de presencia.
- Ventila y mantén el habitáculo fresco. El aire recirculando y la temperatura agradable rebajan la sensación de malestar.
- Haz paradas frecuentes. Un paseo corto recalibra oído interno y cerebro.
- Evita comidas copiosas y alcohol antes de subir. Digestión pesada y mareo son malos compañeros de viaje.
- Siéntate delante cuando puedas. La visión frontal mejora la anticipación del movimiento.
- Date tiempo para adaptarte. Con cada trayecto, el cerebro se reeduca y la cinetosis pierde fuerza.
Siguiendo estos pasos (y recordando que la adaptación llega con la práctica) el trayecto eléctrico dejará de parecer una montaña rusa silenciosa para convertirse en el viaje cómodo y ecológico que prometen los anuncios.