¿Quién no ha fantaseado con apagar para siempre el despertador y librarse del atasco gracias a un premio gordo? La historia de Stefan Mandel va justo de eso, pero con matemáticas en lugar de amuletos. Este rumano ganó la lotería más de 13 veces y llegó hasta 14, y todo sin hacer trampas. Lo consiguió con un sistema que él llamó “condensación combinatoria”: un algoritmo con el que decía predecir 5 de los 6 números y reducir millones de combinaciones a miles. En la década de los 90 lo aplicó en Rumanía, Australia y EEUU, cosechando también segundos y terceros premios. Resultado: acumuló 30 millones de euros y, tras varias investigaciones, las reglas del juego cambiaron para que aquello no volviera a pasar.
¿Quién era Stefan Mandel y qué hizo exactamente para ganar la lotería?
Mandel convirtió un juego de puro azar en una operación matemática con la que, en la práctica, siempre acababa ganando. Su enfoque no fue “hacer trampas”, sino detectar cuándo el premio de un sorteo superaba por mucho el coste de cubrir todas las combinaciones posibles y actuar en consecuencia. Su racha de la década de los 90 llamó la atención de todo el mundo. Fue investigado por organismos como la CIA y el FBI y se concluyó que técnicamente no había incumplido ninguna norma; simplemente había jugado de forma “radical”. Aun así, su éxito forzó a las autoridades y a los operadores a replantear las reglas.
Bajo el nombre de “condensación combinatoria”, Mandel resumía su estrategia en una idea: si puedes saber 5 de los 6 números, reduces drásticamente las combinaciones; y si el premio es muy superior al coste de comprarlas todas, la balanza se inclina a tu favor. Por eso buscaba sorteos con desajuste claro entre premio y coste total de boletos: por ejemplo, en un juego de 6 números del 1 al 40 (3.838.380 combinaciones), apuntaba a un bote de unos 10 millones de euros, es decir, al menos tres veces el total de combinaciones. A partir de ahí, los pasos que siguió fueron muy concretos:
- Encontrar la lotería perfecta: acertar 6 números de un rango de 1 a 40 (3.838.380 combinaciones posibles).
- Asegurar un gran premio: al menos tres veces superior al número total de combinaciones (en el ejemplo, 10 millones de euros).
- Obtener el capital necesario para cubrir todas esas combinaciones.
- Comprar todos los boletos necesarios (3.838.380 en el ejemplo).
Con todo comprado, solo quedaba apostar y esperar a recibir el dinero. De hecho, con esta lógica consiguió el primer premio hasta 13 veces, además de varios segundos y terceros premios, y llegó a ganar la lotería hasta en 14 ocasiones.
¿Por qué este sistema dejó de ser viable (y acabó vetado)?
Tras sus victorias, el mundo de las loterías movió ficha para cerrar los huecos. Se prohibió la compra masiva de boletos, se aumentó el número de combinaciones y, por tanto, el coste de cubrirlas, y se ajustaron las bases para frenar estrategias como esta.
Además, se introdujeron nuevos algoritmos y procedimientos en la venta y distribución de boletos. Traducido: más controles, menos margen. Por consiguiente, repetir la jugada de Mandel hoy ya no es el paseo que fue en los 90. Entra en nuestra sección de actualidad para conocer más noticias curiosas.