Seguro que más de uno ha fanfarroneado alguna vez de costear su alquiler a pulso para, al final, darse un capricho cuando surge la ocasión. Ese guiño a la contradicción cotidiana resume el último fin de semana de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña y parte de su familia se acomodaron en un chalé con piscina en Rascafría, a medio camino entre pinos silvestres y vistas al pico de Peñalara. El inmueble, adquirido por 4,3 millones de euros en octubre de 2023 con dinero público, debía servir para ampliar el Parque Nacional de Guadarrama. Nadie lo anunció oficialmente, pero varios vecinos lo contaron y la noticia saltó. Paradójicamente, la misma Ayuso llevaba meses criticando los “palacios” donde descansa Pedro Sánchez.
¿Qué tiene de especial el chalé de Rascafría?
Lejos de ser una simple casa rural, la finca suma 453 hectáreas salpicadas de robles y pinos silvestres, hogar de buitres negros, lobos y águilas reales. En su centro, un chalé construido en 1970 ofrece 138 m² habitables, 94 m² de piscina y dos almacenes de 92 y 25 m², según el catastro. Aun así, el equipo de la presidenta lo describe como “muy austero”. Tanto que, apuntan, la dirigente “llevó su propia comida” y no recurrió a camareros ni cocineros de la Comunidad.
La operación salió del bolsillo autonómico tras ejercer el derecho de tanteo (la posibilidad legal de comprar con preferencia sobre otros compradores) al anterior propietario, Juan Luis Hinojosa, ligado a los antiguos almacenes Cortefiel. La idea oficial era anexar el terreno (21 714 hectáreas ya protegidas en la vertiente madrileña del parque) y conservar su alto valor ecológico.
El trámite, sin embargo, va para largo: se necesita visto bueno del Ministerio de Transición Ecológica, del Consejo de Ministros, del Gobierno regional y, finalmente, de las Cortes.
¿Por qué ha estallado la polémica?
El choque político viene servido. Ayuso acusó a Sánchez en abril de 2024 de “vivir en cuatro palacios” (confundiendo Las Marismillas y Doñana) y llegó a sugerir que la Comunidad le pagase una vivienda oficial. Ahora, el uso privado del chalé de Rascafría le devuelve el golpe. Desde Sol insisten en que la estancia fue la “primera vez” y que el inmueble “se puede usar”. No obstante, la región carece de residencia oficial, y hasta ahora los presidentes se limitaban a reuniones puntuales en la casa de Santillana (Manzanares el Real).
Antes de medir quién tira la primera piedra, conviene recordar que los presidentes del Gobierno llevan décadas recurriendo a inmuebles públicos para desconectar.
- Las Marismillas (Doñana, Huelva): la más mediática; Felipe González la popularizó en 1986.
- Quintos de Mora (Los Yébenes, Toledo): finca de 1942 que ha recibido a dignatarios extranjeros.
- La Mareta (Lanzarote): regalo del rey Hussein a España en 1989, con cancha de baloncesto incluida.
Estas casas no tienen regulación específica más allá de la Ley de Patrimonio, y las controversias —del yate Azor en 1985 a las críticas de Vox en 2022— se repiten cada pocos años.
Si te apetece descubrir el mismo paisaje sin levantar suspicacias, acércate al área de descanso junto a la ermita cercana que la Comunidad abrió al público en 2024. Planifica la ruta con antelación, lleva tu bocadillo (igual que la presidenta) y respeta los senderos señalizados: así no molestarás ni al buitre negro ni al gato montés.
Además, recuerda que el terreno aún no forma parte oficial del Parque Nacional; por tanto, infórmate en la web del parque sobre accesos y normas vigentes antes de tu visita. De paso, ayudarás a que el turismo de fin de semana siga compatibilizándose con la conservación de uno de los rincones más valiosos de la Sierra de Guadarrama.