Parece ciencia ficción, pero no: la Amazonía ecuatoriana guarda historias reales en piezas minúsculas. En la cantera Genoveva, dentro de la Formación Hollín, se han recuperado fragmentos de ámbar con insectos que vivieron en el Cretácico. Hablamos de hace aproximadamente 112 millones de años, cuando los dinosaurios seguían a sus cosas por el planeta. La preservación es tan buena que muestra detalles de cuerpos, comportamientos y hasta relaciones entre especies. No es un tráiler de Parque Jurásico, pero el guiño es inevitable. Y, de paso, ayuda a reconstruir cómo eran aquellos bosques muy distintos a la Amazonía de hoy.
¿Qué han encontrado exactamente y dónde?
El ámbar, que es resina fosilizada procedente de árboles como coníferas de la familia Araucariaceae, aparece en la región amazónica de Ecuador con insectos y restos vegetales atrapados. En la cantera Genoveva (Formación Hollín) se han recuperado cientos de fragmentos que permiten ver morfología e interacciones ecológicas tal y como quedaron selladas en el Cretácico.
Tipos de ámbar identificados en la cantera Genoveva
Tipo de ámbar | Forma y tamaño descritos | Bioinclusiones (restos atrapados) | Condiciones de formación/conservación |
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Ámbar de raíces | Grandes fragmentos subsféricos o en forma de riñón | Generalmente sin bioinclusiones | Formado bajo condiciones confinadas |
Ámbar aéreo | Piezas más pequeñas, stalactíticas | Muchas con insectos y restos vegetales | El contacto prolongado con hidrocarburos del subsuelo alteró la composición química conservando los restos |
Además, el ámbar de la Formación Hollín contiene hidrocarburos del petróleo que ayudaron a conservar la resina y sus bioinclusiones (organismos y restos atrapados). Análisis isotópicos y espectroscópicos, incluidos FTIR (una prueba que identifica grupos químicos), muestran grupos funcionales como ésteres, alcoholes y éteres y confirman que la resina proviene de coníferas Araucariaceae.
¿Qué insectos aparecen en el ámbar y cómo encajan con los dinosaurios?
Según un estudio publicado en Communications Earth & Environment, los fragmentos incluyen moscas, avispas y escarabajos. Entre ellos destacan mosquitos no hematófagos, avispas parasitoides, escarabajos raros y moscas de patas largas, diminutos pero muy reveladores sobre la diversidad y la función de estos insectos.
También hay telarañas fosilizadas que apuntan a interacciones depredador-presa y a una red trófica ya compleja en esos bosques antiguos. Los investigadores señalan que algunos mosquitos podrían haber picado a dinosaurios, aunque lo plantean como una hipótesis ecológica y no como evidencia directa; calma, aquí no hay escena de mordisco en HD.
¿Por qué importa para la polinización y las redes ecológicas del Cretácico?
El análisis de los insectos en ámbar permite identificar polinizadores primitivos que coexistían con las primeras angiospermas (plantas con flor). En consecuencia, el hallazgo ofrece evidencia directa de cómo se desarrollaban las relaciones entre plantas y animales en los bosques del Cretácico.
De hecho, el nivel de detalle conservado ayuda a reconstruir la biodiversidad y entender una red trófica ya estructurada. Esto quiere decir que, más allá de “bichos bonitos”, el ámbar muestra funciones ecológicas en marcha hace 112 millones de años.
¿Cómo era el bosque de la Formación Hollín hace 112 millones de años?
Lo que hoy es un bosque húmedo y tropical era entonces un ecosistema dominado por coníferas y helechos. La Formación Hollín incluye restos de especies de árboles que ya no existen en la Amazonía moderna, como la araucaria del rompecabezas del mono.
Los estudios de polen y hojas fosilizadas indican que las coníferas dominaban el bosque, mientras las angiospermas comenzaban a ocupar claros del sotobosque. Además, la presencia de insectos acuáticos como tricópteros y chironomidos confirma cuerpos de agua y humedad constante.
Guía rápida para entender el estudio sin tecnicismos
Para sacar partido práctico a la noticia, aquí tienes una mini guía para “leer” el hallazgo sin perderse en palabrejas.
- Tiempo y contexto: sitúalo en el Cretácico, hace aproximadamente 112 millones de años.
- Lugar clave: región amazónica de Ecuador, cantera Genoveva (Formación Hollín).
- Qué aparece: moscas, avispas, escarabajos, mosquitos no hematófagos, avispas parasitoides, moscas de patas largas y telarañas; también polen, hojas fosilizadas y restos vegetales.
- Por qué importa: muestra polinización temprana con angiospermas y una red trófica compleja ya funcionando.
- Cómo lo saben: por el ámbar (resina fosilizada) y pruebas como FTIR y análisis isotópicos/espectroscópicos que confirman su origen en Araucariaceae y cómo los hidrocarburos ayudaron a conservarlo.
En resumen, si te preguntan “¿y esto para qué?”, la respuesta corta es: para ver, casi como en una foto fija, cómo funcionaba un bosque cretácico y qué papel jugaban los insectos en él.
¿Qué aporta este hallazgo a Sudamérica y a la historia de Gondwana?
Hasta ahora, la mayoría de los depósitos de ámbar con bioinclusiones se conocían sobre todo en el hemisferio norte. El descubrimiento de Ecuador se sitúa como el registro más significativo de insectos en ámbar del Cretácico en Sudamérica.
Este conjunto ofrece evidencia directa de la biodiversidad de los bosques de Gondwana, el antiguo supercontinente que incluía Sudamérica, África y Australia. Por tanto, no solo llena un vacío geográfico, también afina el mapa ecológico de cómo eran y funcionaban aquellos bosques.