Buscar viviendas en Madrid se ha convertido en deporte de resistencia y, para colmo, la oferta no acompaña. En medio de precios disparados y edificios que ya no se usan como antes, surge una idea sencilla de entender: donde hoy hay oficinas, mañana podría haber casas. La Asociación Española de Oficinas (AEO) plantea transformar hasta 1,5 millones de metros cuadrados de oficinas ubicadas en edificios residenciales en viviendas. Serían unas 25.000 viviendas más en la capital. Además, la AEO propone trasladar la actividad empresarial a complejos diseñados específicamente para trabajar, más eficientes y modernos.
¿De dónde salen las 25.000 viviendas y qué se propone exactamente?
La AEO identifica un potencial de hasta 1,5 millones de metros cuadrados de oficinas situadas en edificios de uso residencial que podrían cambiarse a vivienda, lo que añadiría alrededor de 25.000 viviendas al parque de Madrid. La idea incluye un trasvase ordenado: viviendas donde hoy hay oficinas en zonas céntricas y, a cambio, nuevas sedes empresariales en edificios pensados para trabajar.
Según explica la AEO, solo en los principales distritos habría más de 250.000 m² de oficinas donde en realidad deberían existir viviendas, lo que abre una ventana de oportunidad si se agiliza el “cambio de uso del suelo” (trámite administrativo para autorizar que un inmueble pase de uso de oficinas a uso residencial).
El plan encaja con la normativa regional y municipal más reciente, que ya permite reconvertir suelos terciarios (espacios pensados para actividades económicas como oficinas o comercios) en viviendas destinadas al alquiler asequible. Dicho de forma simple: la ley abre la puerta y, además, despeja el pasillo. Con ello, se simplifican trámites y se acortan plazos de obra a menos de tres años, una rareza agradable cuando hablamos de papeleo.
Este marco facilitaría actuaciones en barrios consolidados como Chamartín, Chamberí, Retiro o Salamanca, donde la mezcla actual de usos puede adaptarse a la realidad pospandemia y al teletrabajo. En paralelo, las empresas podrían mudarse a oficinas nuevas, más eficientes y sostenibles, diseñadas para su actividad y no encajadas a medias en edificios residenciales.
¿Cuáles son los principales obstáculos del plan?
No todo es llegar y besar el santo. La AEO señala retos importantes: modificar el planeamiento urbanístico (las reglas de cómo se organiza la ciudad), obtener licencias (los permisos municipales que autorizan obras y cambios) y lograr acuerdos con los vecinos, especialmente cuando oficinas y viviendas comparten el mismo inmueble. Además, está la adaptabilidad de las infraestructuras existentes a usos residenciales, que no siempre encaja de primeras.
Incluso con el impulso legal, el cambio de uso del suelo exige procedimientos formales. Y aunque se hable de menos de tres años de obras, parte del éxito dependerá de que se prioricen proyectos donde el encaje técnico sea más directo, por ejemplo entre esos más de 250.000 m² de oficinas en los principales distritos que, según la AEO, deberían ser viviendas.
Aquí aparece la letra pequeña. Si las oficinas se reubican solo en una zona, puede surgir un problema de movilidad: desplazamientos concentrados, atascos y barrios que, fuera del horario laboral, queden medio desiertos. Por otro lado, si las viviendas se acumulan en ciertos barrios y las zonas de trabajo se van a otra punta, se corre el riesgo de crear “ciudad-dormitorio”. Accede a nuestra sección de trámites para conocer más gestiones inmobiliarias.