La historia de este radar arranca a finales del año pasado, cuando la Dirección General de Tráfico (DGT) comunicó su intención de desplegar más de 120 nuevos dispositivos en España, muchos de ellos de tramo. En Salamanca, una rotonda de gran tamaño en la SA‑20 (en un entorno de avenidas anchas) se había convertido en una reclamación vecinal por la velocidad, especialmente los fines de semana. Finalmente, el radar llegó a la zona. Lo que no preveían los conductores es que fuera de tramo y, por tanto, que mediría el tiempo medio entre dos puntos del mismo círculo.
Quejas ante el radar de tramo en la glorieta de la SA‑20
Los residentes habían pedido expresamente un control en la rotonda por su peculiar configuración, que invita a correr cuando hay menos vigilancia. La presión vecinal cristalizó en la instalación del radar, ahora operativo en el entorno del polígono comercial. El dispositivo se integra en la estrategia de la DGT de ampliar los controles, con especial foco en sistemas que calculan velocidad media.
El sistema utiliza dos cámaras que registran la hora de entrada y de salida a un tramo cerrado de casi 500 metros. Si un vehículo tarda menos de 33 segundos en ir de cámara a cámara, se considera que ha superado la velocidad media permitida y se le sanciona.
Lo peculiar es el “juego” que algunos conductores hacen cuando conocen este tipo de controles: aceleran en la zona de curvas (en este caso, la rotonda) y frenan en la recta posterior o anterior para compensar y no bajar de esos 33 segundos. De hecho, hay navegadores que ya avisan de que se trata de un radar de tramo y muestran si se circula por debajo o por encima de la media en función del tiempo transcurrido.
Tras el periodo de pruebas, las informaciones indican una media de un conductor sancionado por cada 20.000 que atraviesan diariamente la glorieta. La cifra contextualiza el impacto del control en un punto con un volumen elevado de tráfico. En cualquier caso, el mensaje para quienes transitan por la SA‑20 es claro: controlar los segundos entre cámaras se ha vuelto determinante para evitar multas.
Hábitos de conducción en Salamanca y SA‑20
El objetivo del radar de tramo es evidente: moderar la velocidad en una rotonda amplia y con avenidas anchas que, sobre todo los fines de semana, propicia excesos. Por este motivo, el control obliga a regular el tiempo de paso en todo el recorrido, no solo a puntas en un punto concreto.
La instalación actúa como aviso permanente: quien complete el tramo en menos de 33 segundos será sancionado; quien ajuste su conducción a la media evitará la infracción. En la práctica, el foco del conductor pasa del velocímetro al cronómetro, adaptando su forma de circular a un entorno que ya está bajo vigilancia temporal y no solo puntual. En nuestra sección de motor encontrarás multitud de artículos relacionados con la DGT.