Una investigación con casi 3.000 empleados demuestra que reducir la jornada laboral incrementa la satisfacción, mejora la salud física y mental y no merma la productividad. Trabajar menos días sin perder parte del salario parecía un sueño, ¿verdad? Un estudio publicado en Nature Human Behaviour muestra que es más real de lo que se pensaba: al pasar de cinco a cuatro jornadas semanales, 141 compañías de seis países obtuvieron plantillas más sanas y satisfechas en solo seis meses.
Cómo la reducción de la jornada a cuatro días mejora la salud y el bienestar de los trabajadores, según los datos recogidos en seis países
El equipo liderado por Wen Fan y Juliet Schor siguió a 2.944 personas y comparó sus indicadores antes y después del cambio, frente a 285 empleados que mantuvieron el calendario tradicional. Los resultados hablan por sí solos: menos agotamiento, mejor calidad del sueño y un mayor control en su vida diaria.
A continuación se resumen los principales indicadores evaluados:
Indicador | Antes | Después | Escala |
---|---|---|---|
Agotamiento laboral | 2,83 | 2,38 | 1‑5 |
Salud mental | 2,93 | 3,32 | 1‑5 |
Salud física | 3,01 | 3,29 | 1‑5 |
Satisfacción con el trabajo | 7,07 | 7,59 | 0‑10 |
Los beneficios no se diluyeron al pasar doce meses, aunque la satisfacción laboral mostró una ligera adaptación. ¡Nada mal para medio año de prueba! Antes de seguir, conviene repasar qué explican los propios participantes sobre esta mejora.
- Perciben que rinden mejor y necesitan menos reuniones.
- Duermen más tiempo y con mayor calidad.
- Hacen más ejercicio y actividades personales.
- Se sienten dueños de su agenda y menos fatigados.
Es lógico preguntar: ¿podría cualquier plantilla experimentar estas ventajas?
Impacto en la productividad y reorganización interna de las empresas participantes en el ensayo internacional
Según Fan, “no observamos ninguna pérdida de productividad asociada con la reducción de las horas de trabajo”. La clave estuvo en los dos meses previos de reorganización: se recortaron reuniones prescindibles y tareas sin valor añadido. Con ese ajuste, la mayoría de compañías mantuvo, e incluso mejoró su rendimiento. De hecho, los propios trabajadores autoevaluaron un aumento de productividad a lo largo del ensayo.
Los expertos advierten sobre los límites de aplicar la fórmula en todo el tejido productivo español y el posible efecto en los salarios
Ahora bien, ¿sería viable implantar por ley la semana de cuatro días en un país con baja productividad media? Para María Jesús Sánchez, de Funcas, pensar que se puede “eliminar un día de trabajo a la semana sin hacer mella en la productividad total es una fantasía”. Defiende que la bajada de márgenes terminaría conteniendo los salarios y, a la larga, se trabajaría menos, sí, pero por un sueldo más bajo. El profesor Jesús Lahera coincide en que la enorme heterogeneidad empresarial desaconseja una imposición general.
Por otro lado, las empresas de hostelería o comercio no están en la misma posición que una tecnológica para reorganizar turnos y absorber el coste. De ahí que la medida, hoy por hoy, avance mediante acuerdos voluntarios y negociaciones colectivas, tal como ocurrió en el ensayo analizado.
El experimento internacional respalda la intuición de que menos horas equivalen a más salud y ánimo, siempre que la organización interna permita sostener la productividad. ¿Será 2026 el año en que tu empresa se sume al cambio? El debate está servido.