Imagina un plan que combina tu café de media mañana con una sesión de DJ igual de marchosa que la de un club nocturno. Nada de copas, cero alcohol y, aun así, la pista (bueno, la cafetería) llena de buen rollo. Las llamadas coffee parties han aterrizado en Madrid para demostrar que el fiestón puede comenzar a las 11:00 y terminar antes de comer. Son eventos donde se mezclan runners, abuelos, teletrabajadores que hacen un descanso entre reuniones y cualquiera con ganas de moverse. Si te apuntas, quizá descubras que lo de ligar o hacer amigos sale mejor a plena luz del día, con un latte en la mano y sin gritar sobre la música.
¿Qué es exactamente una «coffee party» y por qué está de moda?
Una coffee party es, básicamente, trasladar la energía de la discoteca al horario del café con leche. No hay alcohol; las copas se sustituyen por mocktails (cócteles sin graduación) y por especialidades cafeteras que espabilan hasta al más dormilón. La DJ y organizadora Daya Dadlani lo tiene claro: la noche invita a desconectar, mientras que la mañana sirve para “abrazar el presente” y relacionarse de forma más auténtica.
El éxito radica en esa mezcla de música electrónica “más fresquita y bailonga” con la sensación de hacer algo saludable. De hecho, las coffee parties ya son virales en Bruselas, Luxemburgo, Nueva York, Ciudad de México o Cracovia, y Madrid no iba a quedarse mirando.
Así se vive una fiesta con café, DJ y cero alcohol en pleno Madrid
Cuando Jeron Plas (argentino afincado en la capital) escuchó “vamos a ver unos DJs a una cafetería”, pensó que era una broma. Al mediodía, sin copas y sin oscuridad. Sin embargo, después de probarlo con Groove n’ Coffee, se reconoció fan oficial. Allí conviven niños, jubilados, oficinistas y runners, todos moviendo el esqueleto sin miedo a la tarifa de taxis nocturnos ni a la cabeza espesa del día siguiente.
Dadlani, a los platos, ajusta la música según la franja horaria: nada de techno sombrío; por la mañana mandan los ritmos brillantes, ideales para levantar los ánimos. Y, por si fuera poco, los asistentes intercambian abrazos y charlas entendibles, sin tener que adivinar lo que grita el de al lado.
Rafael Aguayo, creador de Revel, ha llevado el concepto un paso más allá: primero carrera urbana y, acto seguido, fiestón cafetero. Sus citas reúnen una media de 200 personas que corren en grupos antes de desayunar saludable, sumergirse en baños de hielo o, incluso, hacerse un tatuaje improvisado.
El objetivo es claro: sustituir los “cuatro cubatas y quizá algo más” por dopamina de calidad. Y parece funcionar: la franja de edad dominante va de 24 a 32 años, y cada vez se apuntan más españoles, señal de que la idea de cuidarse sin renunciar a la juerga cala hondo.
Fechas, precios y próximas paradas de las «coffee party»
A continuación tienes los datos clave de las convocatorias de coffee party ya confirmadas y las que vienen en camino:
Fecha y hora | Ciudad / Lugar | Precio y extras | Aforo previsto |
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8 de junio, 11:00 (para hacerse una idea del precio) | Madrid, Puerta de Alcalá | 10 € (café + snack) — running gratis | 200 personas |
Verano 2025 | Barcelona, Málaga, Formentera, Ciudad de México, Puerto Rico, Miami | Por anunciar | 200 personas por evento (estimado) |
Final verano 2025 | Madrid, Hipódromo de la Zarzuela | Por anunciar | Entre 700 y 1 000 personas |
Como ves, la hoja de ruta es ambiciosa: Revel exporta el plan saludable a media España y salta el charco, culminando con un macrofestival healthy en el Hipódromo madrileño.
¿Qué gana tu cuerpo (y tu agenda) al cambiar copas por café?
Plantearte un domingo sin resaca ya es ganancia, pero hay más. El café de especialidad despierta sin alterar el hígado; la música diurna eleva la dopamina sin artificios líquidos; y el horario te permite estar en casa para la siesta (o para comer con tu abuela). Además, socializar sin alcohol fomenta conversaciones menos “a gritos” y contactos más auténticos, según los propios organizadores.
La caída en ventas de bebidas espirituosas en España refuerza esta tendencia: cada coffee party es una invitación a bailar, ligar y divertirse sin necesidad de graduación etílica. No hace falta tachar la vida nocturna del calendario, pero sí equilibrarla con planes que respeten tu sueño y tus rutinas.