¿Te suena esa escena de sacar la tarjeta, acercarla al datáfono y marcharte con un “pip” triunfal? Seguro que sí. Hasta hace poco, lo más engorroso era acertar el lado del chip; ahora, en ciertos bares de Madrid, lo realmente “divertido” es esquivar la propina que la máquina te planta delante. Desde Malasaña hasta el Paseo de la Castellana, cada vez más terminales te ofrecen (o te imponen) añadir un porcentaje extra antes de que puedas pestañear. Y claro, cuando el café ya cuesta 1,80 €, que te preseleccionen un 15 % de “agradecimiento” sin preguntar provoca más ceños fruncidos que sonrisas. ¿Estamos copiando la tradición norteamericana de dejar propinas obligatorias? Veamos de qué va todo esto.
¿Qué está pasando exactamente en los bares y tiendas de Madrid?
El cambio comenzó a notarse a mediados del 1 de mayo de 2025, cuando varios locales de Chamberí instalaron datáfonos con pantallas táctiles que, nada más introducir la tarjeta, muestran tres opciones de propina: 5 %, 10 % o 15 %. Según datos internos de la Asociación de Hosteleros de Madrid, el 27 % de los establecimientos de la capital (1.324 negocios) ya han incorporado este sistema en apenas dos meses.
No se trata de una moda pasajera. Distintos proveedores de TPV (entre ellos una multinacional con sede en San Francisco) están ofreciendo estas pantallas “todo en uno” que, de paso, aumentan la comisión por cada transacción en 0,15 € de media. El camarero cobra igual, el negocio ingresa algo más y el cliente… bueno, el cliente decide si paga sin rechistar o si empieza una pequeña aventura para encontrar el botón de “0 €”.
¿Por qué aparece ahora la propina en la pantalla?
La digitalización acelerada tras la pandemia ha disparado el uso de pagos contactless: el 92 % de las compras urbanas de menos de 20 € se pagan ya sin efectivo, según el Banco de España. Por otro, los fabricantes de datáfonos han visto en la propina un filón para incrementar ingresos sin subir precios de forma directa.
Además, algunos propietarios admiten que, gracias a este sistema, los ingresos por propinas han pasado de 3,20 € diarios por camarero a 7,65 €, casi el triple. El problema es que el método deja poco margen a la voluntariedad: la opción de rechazar la propina suele estar escondida en una esquina de la pantalla o requiere pulsar “Más opciones” para acceder al ansiado “0 €”. Y si vas con prisa, ya sabes quién pierde la partida.
Consejos para evitar este tipo de propinas
Antes de que te lleves un susto al mirar el extracto bancario, repasa estos trucos para seguir pagando solo lo que realmente quieres:
- Pregunta primero: antes de acercar la tarjeta, pide al camarero que confirme si el TPV aplica propina automática y cómo desactivarla.
- Busca el “Otro importe”: casi siempre hay un botón para introducir manualmente “0 €”; suele estar en la esquina inferior derecha.
- Usa Bizum directo: si el local lo permite, envía el importe exacto por Bizum y esquiva el datáfono “americano”.
- Comparte mesa, divide pago: pagar por separado evita que alguien acepte la propina sin querer por todo el grupo.
- Opta por efectivo cuando sea posible: la vieja moneda de 2 € sigue siendo inmune a cargos ocultos.
Siguiendo estos pasos, el desembolso extra pasará de ser una sorpresa desagradable a una decisión consciente y, sobre todo, opcional.
¿Se volverá obligatorio en un futuro cercano?
De momento, la ley española deja claro que la propina es voluntaria. El artículo 64.3 del Real Decreto 1619/2012 (el que regula las facturas simplificadas) establece que cualquier cargo distinto al precio debe figurar de forma desglosada y con aceptación explícita del consumidor. No obstante, si la presión social y la confusión tecnológica crecen, podríamos acabar aceptando la propina automática sin pensarlo, igual que hoy firmamos pólizas electrónicas con un clic.
Las asociaciones de consumidores (encabezadas por FACUA Madrid) ya han solicitado a la Comunidad de Madrid que elabore una guía clara antes del 31 de agosto de 2025, para que los negocios indiquen visiblemente si usan pantallas de propina preseleccionada. De no hacerlo, se exponen a multas de hasta 3.000 € por prácticas comerciales desleales.