La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado que respaldará oficialmente el uso de medicamentos para la pérdida de peso en adultos, como parte de una estrategia global para combatir la obesidad. Esta decisión, que se reflejará en las nuevas directrices que se publicarán en agosto de 2025, es un cambio de gran calado en la política sanitaria internacional. Sin embargo, la OMS también ha expresado su preocupación por el elevado coste de estos tratamientos y su impacto en los sistemas de salud, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
¿Qué medicamentos para la obesidad respalda la OMS?
La OMS planea incluir en sus próximas directrices el uso de medicamentos como Wegovy (semaglutida) y Zepbound (tirzepatida), que han demostrado una reducción del 15% al 20% del peso corporal en ensayos clínicos. Estos fármacos, originalmente desarrollados para tratar la diabetes tipo 2, actúan como agonistas del receptor GLP-1, ayudando a controlar el apetito y la ingesta calórica. Actualmente, su uso está limitado principalmente a países de altos ingresos (y a las celebrities) debido a su elevado precio, que supera los 1.000 dólares mensuales.
Además, la OMS está considerando incluir estos medicamentos en su Lista de Medicamentos Esenciales, lo que facilitaría su acceso en países con menos recursos. Para ello, se están evaluando mecanismos como la fijación de precios escalonados y la compra conjunta, con el objetivo de reducir los costes y ampliar la disponibilidad. Habrá que esperar para ver de qué manera llega a nuestro país.
¿Cómo se accederá a estos medicamentos?
A pesar de los beneficios potenciales de estos tratamientos, la OMS ha destacado que el coste elevado de los medicamentos para la obesidad podría agravar las desigualdades en el acceso a la atención médica. En países como España, se estima que la financiación pública de estos fármacos podría representar hasta el 30,5% del gasto farmacéutico total, lo que plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad financiera de los sistemas de salud.
La organización también ha subrayado la necesidad de considerar la obesidad como una enfermedad crónica que requiere un enfoque integral, incluyendo cambios en el estilo de vida y políticas públicas que promuevan la alimentación saludable y la actividad física. Se advierte que confiar exclusivamente en la medicación podría no ser suficiente para abordar la crisis de la obesidad de manera efectiva. Por mucho medicamento que tomemos, si tenemos una vida sedentaria y una ingesta de comida basada en azúcares y grasas, es como el que “tiene un tío en Graná, que ni es tío, ni es na”.
Mientras la OMS avanza hacia la inclusión de medicamentos para la pérdida de peso en sus directrices globales, también enfatiza la importancia de abordar los evidentes problemas económicos y garantizar un acceso equitativo a estos tratamientos en todo el mundo. Accede a nuestra sección de actualidad para conocer las noticias de más interés.