La Dirección General de Tráfico (DGT) establece controles específicos para la renovación del carnet de conducir a los mayores de 65 años con el objetivo de garantizar la seguridad vial. Aunque no se retira automáticamente el permiso al alcanzar esta edad, los conductores deben someterse a evaluaciones médicas más frecuentes. En algunos casos, si se detectan problemas de salud que afecten a la capacidad de conducción, la DGT puede restringir o denegar la renovación. Estas medidas buscan reducir el riesgo de accidentes y asegurar que quienes conducen se encuentran en plenas condiciones físicas y cognitivas.
Renovación del carnet de conducir a partir de los 65 años
A partir de los 65 años, la validez del carné de conducir se reduce. Mientras que para los conductores más jóvenes la renovación es cada 10 años, en el caso de los mayores de 65 debe realizarse cada 5 años. Para quienes superan los 70 años, el plazo de renovación puede ser aún más corto, dependiendo de la evaluación médica. Estas revisiones incluyen pruebas de visión, reflejos y estado cognitivo para garantizar que la persona sigue siendo apta para conducir.
La DGT puede denegar la renovación del permiso si se detectan patologías que afecten la capacidad de conducción. Enfermedades neurodegenerativas, problemas graves de visión o afecciones cardiovasculares pueden ser motivo para no conceder la renovación. Además, en casos de deterioro cognitivo avanzado, los médicos pueden recomendar que el conductor deje de conducir. En estos casos, la retirada del carné no es inmediata, pero sí se aplican restricciones progresivas según la evolución de la condición médica.
Enfermedades que pueden impedir la renovación del permiso
Existen varias condiciones médicas que pueden ser motivo para que la DGT no renueve el carné de conducir. Entre las principales se encuentran las enfermedades que afectan directamente a las capacidades cognitivas y motoras del individuo. Las personas que padecen ciertos trastornos de salud deben someterse a pruebas adicionales para evaluar su aptitud para conducir.
Una de las condiciones más comunes es la demencia, incluyendo enfermedades como el Alzheimer. Esta enfermedad neurodegenerativa afecta la memoria, el pensamiento y las capacidades de razonamiento, lo que puede dificultar la toma de decisiones rápidas y adecuadas mientras se conduce. Además, los trastornos de la visión, como la ceguera parcial o la pérdida severa de agudeza visual, también son una causa frecuente de no renovación del carné, ya que la visión es esencial para la seguridad en carretera.
Otro grupo de afecciones que pueden influir en la decisión de la DGT incluye enfermedades cardiovasculares graves, como los infartos de miocardio recientes, insuficiencia cardíaca o arritmias que no pueden controlarse adecuadamente. Estos problemas pueden reducir la capacidad del conductor para reaccionar a tiempo o incluso provocar desmayos o episodios peligrosos al volante.
La DGT está en constante cambio para mejorar la seguridad vial, y desde nuestro portal informativo sobre la Comunidad de Madrid publicaremos las novedades más notorias en la sección de actualidad.