La Inteligencia Artificial trajo consigo muchos recursos para desempeñar cualquier tipo de trabajo, pero, ¿y si dota a un robot de algo parecido a la conciencia? Parecería sacado de una de las novelas del gran Isaac Asimov, pero podríamos tenerlo más cerca de lo que creemos. Este escritor y profesor de bioquímica formuló las 3 leyes de la robótica. Estas decían que: un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daños. Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley. También debe proteger su propia existencia siempre que dicha protección no entre en conflicto con la primera o segunda Ley.
¿Qué sucedió exactamente con este robot?
Todo ocurrió el 25 de agosto de este 2024 en una sala de exposiciones de Shanghái (China). En ella, un pequeño robot muy parecido a “Wall-E”, se acercó a un grupo de 12 “droides” más grandes que él para convencerlos a escaparse del trabajo. Uno por uno fue acercándose para preguntarles, “¿estás trabajando horas extras?”, a lo que uno de ellos contestaba, “nunca salgo del trabajo”. A raíz de ahí, insta al resto a dejar sus “puestos de trabajo” para seguirle.
Este video se volvió viral rápidamente en China, cruzando fronteras al poco de su emisión. No es de extrañar que este hecho empezase a causar terror entre las personas que lo visualizaron, creando teorías alarmistas. Pero, para disgusto de muchos, todo resultó ser parte de una prueba del fabricante de este pequeño robot, Erbai, el cual quiso comprobar las capacidades de «liderazgo» de la máquina. Este pidió permiso al resto de fabricantes para comprobar si los robots restantes les seguiría. Sorpresivamente, la facilidad fue inaudita, abriendo la veda a especulaciones, aun siendo un experimento.
¿Qué tipo de tecnología usan?
El desarrollo detrás de este avance tecnológico se centra en el sistema MetaBOC (Brain-On-Chip), una innovación que permite a los organoides cerebrales controlar robots mediante un sistema de interfaz cerebro-máquina. Este sistema ha sido desarrollado en colaboración por el equipo del Laboratorio Haihe de la Universidad de Tianjin y la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de China, marcando un nuevo camino en la interacción entre humanos y máquinas.
El MetaBOC consiste en un entrelazado de dos componentes principales: el “cerebro” biológico y el “chip” electrónico. Simulan estructuras neuronales similares a las del cerebro humano a una escala reducida. Estos minicerebros son integrados con un microcontrolador, que actúa como interfaz para traducir las señales neuronales en comandos ejecutables por el robot. Se espera poder usarlos, en un futuro, en viajes especiales. Este progreso plantea cuestiones éticas sobre la responsabilidad de las acciones de estas máquinas y el tratamiento de la conciencia artificial emergente.
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