El consumo de alcohol en los menores es cada vez más creciente, lo que lleva tiempo alertando a nuestros mandatarios. En España, en 2018 se reportaba que un 40% de niñas de 15 años consumía alcohol. Para 2022, este incrementó alrededor de un 5%, aumentando así el porcentaje de adolescentes que bebían alcohol a un 45%, comparado con los niños, que son un 33%. No solo tenemos ese dato, el 20% de estos indica que en los últimos 30 días lo han consumido. La cultura del botellón, aunque ya no esté permitido, ha causado estragos entre los más jóvenes. Las imágenes dantescas se suceden todos los fines de semana, con borracheras, desmayos e incluso muertes.
El anteproyecto de ley para frenar el consumo de alcohol
La semana pasada, la Ministra de Sanidad presentó un anteproyecto que se basa exclusivamente en la prevención. “Establece obligaciones para las administraciones públicas en materia de educación, sanidad, cultura, deporte, investigación, seguridad vial, ámbito laboral y familiar. Se prohíbe el consumo de alcohol para todas las personas en centros docentes; centros de protección de menores y residencias de estudiantes que admitan a personas menores de edad; en otros centros de menores o destinados a su uso; y en centros deportivos, de ocio o espacios dedicados a espectáculos públicos cuando haya sesiones que se hayan concebido expresamente para personas menores de edad”.
Las limitaciones para la venta del alcohol no son cosa nueva. Hace mucho tiempo que se limitó el horario de venta al público. Lo que sí se añade como medida preventiva es la acotación a la exposición de bebidas alcohólicas en publicidad y comunicación comercial, así como su emplazamiento. Cuantos menos inputs reciban los jóvenes, más fácil será que no accedan a estos productos. Pero, a pesar de todos los esfuerzos (que están bien), el alcohol está muy instaurado en la sociedad, en nuestra manera de entender las relaciones sociales. Hemos visto a nuestros mayores bebiendo casi a diario, y lo hemos normalizado y replicado, por lo que los jóvenes están actuando de la misma manera.
Desde el Ministerio de Sanidad quieren hacer partícipes a la ciudadanía, poniendo a disposición de todos un correo electrónico para hacer aportaciones al texto. Hasta el 6 de septiembre podremos mandarlas a informacion_publica@sanidad.gob.es. Aunque el hecho de que podamos colaborar suene a chino, lo cierto es que la participación pública en proyectos normativos se viene haciendo desde hace más de 25 años. La ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno, lo establece así en su artículo.
Problemas que genera el consumo de esta sustancia
Es complicado paliar esta situación cuando personas que deberían dar ejemplo, “alientan” a tomar tus propias decisiones. Por ejemplo, allá por 2007 (ya ha llovido), nuestro expresidente Aznar declaraba lo siguiente. “Es como esos letreros por las autopistas que dicen ‘No podemos conducir por ti’; y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí». «Déjeme que beba tranquilo, mientras no ponga en riesgo a nadie ni haga daño a los demás». Unas declaraciones más que desafortunadas que calan seguro en un sector de la población.
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